En primer lugar, ¿me podrías contar cómo fueron tus inicios en la ilustración? Qué estudiaste o cuales fueron tus primeros pasos?
Como dijo el poeta, “Mi historia, algunos casos que recordar no quiero”. Soy licenciado en Filología. Siempre quise ser dibujante, pero dibujante profesional, nada de pintar un poco los domingos por la tarde. Lo primero, fue dibujar muchísimo. En la pequeña ciudad de provincias, todo era desaliento y terroríficas comidas familiares. Dibujaba muchísimo pero a ciegas. No sabía nada de nada ni de nadie. Hasta que me presenté al concurso de Cómic e Ilustración del Injuve y, al viajar a Madrid como seleccionado para la exposición, conocí a los de Apiv. Eso fue fundamental. Me hice socio y rompí mi aislamiento y mi profundo desconocimiento de la profesión que pretendía ejercer. Dos años después, ganaba el Concurso de Cómic del Injuve y publicaba con Edicions De Ponent mi primer tebeo, El camino del titiritero.
¿A lo largo de tu carrera tu estilo ha evolucionado mucho?
A mí me parece que sí, sobre todo formalmente. Con el tiempo, el dominio de la técnica y de los diferentes recursos expresivos y narrativos han dado un barniz, un peso a esa cosa germinal que más o menos se ha ido manteniendo.
¿Crees que es mejor tener un estilo muy definido o al contrario, más versátil?
Depende de tus intereses. En mi caso, me interesan diversas temáticas y, por tanto, he tenido que construir diferentes respuestas gráficas para cada una de ellas. De todas formas, un estilo muy definido puede llegar a convertirse en una jaula de oro. Puede llegar a cegarte, a impedirte evolucionar pensando que siempre tienes la fórmula adecuada. Pero es verdad que hay que tener una voz definida y afinada. Luego, a partir de ahí, de esa base, puedes ir realizando pequeñas distorsiones y ajustes para contar o expresar diferentes cosas.
¿Tardaste mucho en descubrir con qué estilo te sentías más cómodo?
Digamos que tardé mucho en descubrir que una cosa era saber dibujar y otra saber dibujar adecuadamente lo que estás tratando de contar.
¿Tú personalmente le prestas atención a las tendencias? ¿Crees que es importante hacerlo?
Es importante estar mirando siempre, alerta siempre. No tanto por ir cambiando de moda, sino por mantenerte en forma visualmente y saber aplicar nuevos criterios a tu trabajo. Lo que pasa, es que hace falta tener un filtro para tanta acumulación y tener unos objetivos artísticos claros. Se trata de buscar un equilibrio entre mirar para mantenerte siempre vivo en la sabana y, al mismo tiempo, mantener tu coherencia. En mi caso, busco una forma de expresión que sea intemporal. Por eso busco el equilibrio, la elegancia, la contención, y tomo como modelos, sobre todo, a los maestros que han logrado esto, que sus obras produzcan sensación de belleza, que conmuevan en cualquier época. Pero, al mismo tiempo, puedo ir aprovechando recursos y herramientas nuevos para lograr ese objetivo.
¿Crees que la búsqueda de estilo como algo ajeno al proyecto se puede convertir en una limitación, o no?
Por todo lo que he dicho en las preguntas anteriores, me parece que el estilo nunca puede ser ajeno al proyecto.
¿Trabajas por encargo o desarrollando proyectos personales?
Normalmente, trabajo por encargo. Los proyectos personales son los que parten de textos escritos por mí, casi siempre en cómic, o algunas veces de una colaboración con algún escritor que me ha propuesto algo y me ha apasionado lo suficiente como para invertir toda la energía que se necesita para hacer algo así, desde la nada y sin la seguridad de tenerlo colocado en el mercado.
A parte de ilustración editorial, ¿has trabajado en otros sectores de la ilustración? (producto, preanimación, mural, etc)
He hecho algunos carteles, algo para publicidad (casi siempre concept illustrations) y durante cuatro años estuve en un equipo de programadores e ilustradores realizando un curso de español para extranjeros on line del Instituto Cervantes.
¿Te dejas tiempo libre para la experimentación o para otro tipo de creatividad?
La experimentación entra dentro del proceso habitual de trabajo. Y otros tipos de creatividad… sí, aunque nunca como hobby, es como si todo formara parte de la misma intención.
Cuando empezaste, ¿Cuáles fueron tus preocupaciones diarias con respecto a la ilustración?
Ser un buen ilustrador, hacer trabajos de calidad indiscutible. Todo lo demás vendría por añadidura.
Y ahora mismo, ¿cuales son tus inquietudes y preocupaciones?
Seguir con la construcción de mi lenguaje es casi mi única obsesión. Es una profesión de fondo, de años de ir conformando poco a poco una suerte de abecedario, de sistema que pueda funcionar de forma fluida, natural. Que no se perciba el esfuerzo.
¿Qué le recomendarías a los ilustradores que van a hacer su primera aproximación al mundo editorial?
Que se asociaran.