Cuéntame cuáles fueron tus inicios
Mis estudios no tienen nada que ver con el medio. Yo estudié Historia. Soy licenciado en historia. Y de hecho no he ejercido nunca en ese campo. Mi relación con el mundo profesional viene de jovencito. Yo empecé a publicar a los quince años. Por circunstancias lo dejé hacia los veinte, pero volví a incorporarme a este mundo con unos treinta años o así.
Y cambiando de tercio además. Yo había trabajado sobre todo en revistas de humor y cuando volví me encontré con un mundo muy extraño que era el del libro.
¿Y cómo te surgió la oportunidad de publicar desde tan joven?
Pues la verdad es que no fue a través de ningún conocido. En ese momento ni había mucha oferta ni tampoco había mucha gente que se dedicara a esto. Se daba una situación peculiar ya que por una parte no había un gran campo profesional, pero sí habían más oportunidades por otra. Así que fue cosa mía. Me plantaba en una editorial, en una revista, y si les gustabas, pues te publicaban y te pagaban, poco, pero te pagaban, eso sí, cosa que ahora no parece tan fácil para la gente que empieza… También esa época era de mucha efervescencia en muchos sentidos y recuerdo que mis amigos y yo, los que estábamos metidos en estas cosas, estábamos muy al loro de todo lo que sucedía.
Nos hacíamos con revistas de otros países que eran muy rompedoras tanto en forma como en contenido, y eso animaba. Así que como en ese momento no había una saturación en el mercado, el que tenía un poco de energía, caradura y algo de talento publicaba rápidamente.
Empecé a publicar en revistas, en las que también publicaba Max, por ejemplo, que es un año más pequeño que yo. Es la época en la que conocí a Mariscal también. Ahora algunos que empezaron conmigo son parte de la historia de este mundillo. Y todos empezábamos así, por la cara.
Cuando empezaste, ¿dedicabas algo de tiempo a promocionarte?
No, para nada. De hecho es algo que siempre me ha costado. Pero en ese momento era algo impensable para todos. En cambio ahora que el mercado está saturadísimo hay que hacer contorsiones para que alguien te haga caso. Y es lo que hace todo el mundo.
Pero no lo digo en tono peyorativo. Creo que es necesario hacerlo porque por desgracia son las circunstancias del mercado actual. En mis inicios había un par o tres de revistas y todos nos conocíamos, y mi trabajo era el que hablaba, sin más.
Y hoy en día, ¿te preocupas de la promoción?
No, la verdad es que no. Bueno, estoy en internet, pero desde hace poco, la verdad. Mi web llevaba tres años inactiva y la relancé hace unos meses, y aproveché para aumentar las herramientas y moverme, y me introduje en Facebook. Porque moverse es fundamental, la verdad. Aunque tampoco me interesa mucho hacerlo en los mismos campos que hasta ahora, como el del álbum ilustrado, por ejemplo.
Creo que ahí hay poco que rascar. Sé que está de moda, pero me parece que es tierra quemada. Está estancado. A veces lo comparo con… (se ríe) bueno, es que me da por hacer unas comparaciones que luego… (se ríe) bueno, yo lo comparo con el muerto al que aún le crecen las uñas y los pelos. Y en el libro está pasando exactamente eso. Se sigue publicando, hay como una especie de metástasis editorial, y eso hace que parezca que hay vitalidad, pero no es así.
Da la sensación de que, teniendo en cuenta que las nuevas generaciones ya son nativos digitales y eso abre un abanico enorme de nuevas posibilidades, la industria editorial está como paralizada, con miedo… ¿que opinas de ello?
Exactamente. Es lo que está ocurriendo. Vamos muy por detrás de lo que va a pasar. Y no es un fenómeno español, es europeo. Al menos comparados con los norteamericanos, que ya sabemos todos cómo corren en ese terreno. Lo digital es algo que va a ser y de hecho es, una realidad poderosa y dominante, porque es lógico que sea así, y aquí seguimos nosotros haciendo el pipiolo.
A raíz de esta cuestión… ¿Tú crees que los ilustradores somos los que debemos forzar ese cambio hacia lo digital realizando proyectos propios o hay que esperar a que el mercado espabile y nos ofrezca la posibilidad?
En primer lugar, plantear esa cuestión ahora… creo que ya es antigua, porque en medios profesionales esta discusión la llevamos desde hace más de dos años. El otro día mismo estuve en una mesa redonda en Zaragoza y la discusión ya no es ni siquiera esta, sino más bien si editamos nosotros o no editamos nosotros. El problema es que dentro del mercado español lo que se puede hacer es muy limitado.
Y es desesperante, porque ideas hay, pero falla la infraestructura. Las grandes editoriales son conservadoras y van a esquilmar, no se arriesgan. Y por ejemplo se han dedicado a coger lo mismo que tenían y convertirlo en pdf… que no es nada nuevo. Mismo formato, imprimible… así que sobre si somos nosotros los que vamos a tener que hacer algo, está claro que sí. El asunto es que tenemos planes, tenemos ideas, pero nos falla la parte tecnológica, y sabemos que tenemos que recurrir a programadores y eso nos cuesta recursos. Pero eso se va a acabar. Es cuestión de tiempo.
Tradicionalmente la figura del ilustrador siempre ha sido muy solitaria, ¿que piensas que va a pasar cuando haya que trabajar en colaboración con otros profesionales?
Va a tener que cambiar la mentalidad, incluso sobre lo que es su oficio. Y plantearse que otros van a tener que llevar a cabo un proyecto pensado y desarrollado por ti. También es importante , por ejemplo, que si has desarrollado un proyecto que tiene una parte literaria, te pongas de acuerdo con alguien que sepa escribir y te ayude, porque así se pueden evitar muchos fallos.
Otro tema también es la evolución de la figura del ilustrador. Creo que cada vez más, se dará un nuevo perfil que podríamos llamar ilustrador-animador. Controlará la tecnología que permite realizar imágenes en movimiento. Pero son cambios que veo obvios, y hay muchos profesionales que a lo mejor se están dando cuenta de todo esto ahora, pero hay otros muchos que ya llevan tiempo en esta evolución.
Parece que al mundo de la educación también le cuesta ir al paso de la realidad actual. Pocas veces en los estudios específicos de ilustración se ven reflejados en sus programas todos esos cambios que hacen falta introducir para esa evolución necesaria del perfil del ilustrador. ¿Qué opinas de ello?
Yo estoy en una escuela, la Massana, y desde hace tres años dentro del ciclo formativo de ilustración, creamos una asignatura de animación. Pero no pensamos necesariamente en formar gente para la industria de la animación, sino que más bien lo hemos hecho pensando en el mundo de la edición electrónica, internet, etc.
Intentamos conseguir que los estudiantes puedan disfrutar de cierta interdisciplinariedad, pensando en esta evolución de la que hablábamos antes.
Cuando te quedas sin encargos, ¿tienes alguna metodología para ponerte a buscarlos?
Para encontrar no exactamente. Lo que tengo es una actitud que se forjó en los numerosos momentos en los que me quedaba sin nada durante un periodo largo de tiempo… porque al principio me desesperaba, buscaba, iba a los sitios donde ya había trabajado antes, etc, y aunque a veces eso funcionaba porque te hacías ver y les recordabas que existías, en la mayoría de los casos no.
Entonces después de una crisis muy fuerte en el sector de la prensa, allí por el 2001, 2002, me lo planteé de forma diferente. Decidí encerrarme en el estudio y aprender algo nuevo, en aquel caso animación. Y no me he arrepentido en absoluto. Y con otras mini crisis que he pasado he hecho lo mismo y me ha funcionado muy bien.
Porque además los ilustradores nos quejamos siempre de que no tenemos tiempo. Pues cuando las circunstancias nos lo dan, hay que aprovecharlo para hacer lo que a uno le gusta. Además en mi caso, nunca me he arrepentido de esa decisión porque curiosamente, más tarde, me empezó a salir trabajo por ahí. Es una inversión.
A partir de lo que planteas me surge una duda, ¿qué pasa si no tienes suficiente dinero para subsistir el tiempo que no te sale trabajo?
Bueno, claro, yo pude hacer eso porque tenía algo de dinero ahorrado. También se podría hacer si compartes tu vida con alguien y puedes apoyarte en esa persona económicamente. Y es verdad que si no tienes ninguna de esas opciones pues tienes que buscar trabajo, pero lo que veo una tontería es buscarlo en el medio. Quizás es mejor tener cualquier trabajillo que te de lo justo para mantenerte y te deje tiempo libre para poder dedicarte a crear tu propio proyecto personal. La gente me dice, “claro, tú tienes la escuela.”
Pero yo siempre he mantenido la dedicación a la escuela muy a raya. No me dedico plenamente a eso ni mucho menos y además no me sale muy rentable. Pero sí que es verdad que da cierta tranquilidad. Tienes un contrato y en agosto y en navidad te caen unas pagas que vienen muy bien, pero al final es casi nada, sobre todo si tienes familia como es mi caso. Lo que pasa es que hay cosas que dependen de uno y cosas que no.
De hecho depende de uno lo que tú sabes hacer, y lo importante en esos momentos en los que las cosas no dependen de ti, es centrarte sólo en lo que tú sabes hacer. Porque realmente no puedes hacer mucho más.
Tal y como están las cosas en España, ¿cómo ves la situación para los ilustradores que empiezan, crees que es fácil que encuentren su hueco en el mercado?
Eso es difícil. Además nosotros no les hemos mentido. En la escuela ya se lo hemos dicho. Lo tienen francamente mal, ¿pero en qué sentido? Pues si se piensan que al salir de la escuela van a encontrar oportunidades, que no digo trabajo, están bastante equivocados. Ahora, si lo queocurre es que de verdad les gusta esto y están dispuestos a invertir tiempo en generar buenas propuestas, entonces algo saldrá en algún momento.
Y luego les decimos otra cosa: que huyan de este país. Porque sí, vale, a lo mejor alguno que se queda consigue algo, pero esa no es la tónica en estos momentos. Además es una pena porque aunque lo hagas bien, aunque seas bueno en tu trabajo, es posible que no consigas nada. De hecho creo que si lo haces mal es más probable que consigas algo, porque ahora mismo se busca mano de obra barata.
¿Has realizado trabajos para el extranjero? ¿Qué diferencias has notado con el mercado español?
He trabajo mucho tiempo con un agente francés. También tenía un agente en EE.UU. pero no me funcionó porque no me adapto muy bien a la manera de trabajar de los norteamericanos. Me fastidia que los directores de arte tengan la última palabra. Claro que hay que escuchar y cambiar cosas si es necesario, pero no esa manera en la que ellos conciben la relación con el ilustrador, donde solo es un “mandao”. Aquí en cambio te tratan mal en muchos aspectos pero te dejan más libertad para trabajar.
Si tienes paciencia, vale, porque en general son razonables… pero como te encuentres a uno muy quisquilloso y te pelees…. Pero yo no, lo tuve que dejar. Pero es una discapacidad mía, no pretendo que sea un modelo de nada. Hay muchos ilustradores que saben trabajar así y no les plantea ningún problema. En Francia en cambio son intervencionistas, pero de forma mucho más equilibrada y llevo muchos años trabajando con ellos. Son muy respetuosos. Sobre todo trabajé para revistas.
Lo que si veo es que en estos sitios, Francia o EE.UU. , tienen muy claras muchas cosas importantes . Por ejemplo tienen muy claro que uno no trabaja por gusto; en cambio aquí en España parece que si te gusta lo que haces tienes que hacerlo gratis y no tiene valor. Allí tienen estas cosas muy asimiladas y no tienes que discutirlas. Aquí aún tienes que estar pendiente de por dónde te pueden salir….
Últimamente a raíz de los cambios en el sistema educativo superior o universitario, sucede que se contempla como parte de los estudios la realización de prácticas de empresa, pero al mismo tiempo, no se exige que sea la institución la que las proporcione, de forma que el alumno se encuentra en una situación en la que tiene que encontrar y negociar esas prácticas sin el respaldo de la institución donde se está formando y por tanto estar a merced de las condiciones que decida ofrecerle la empresa de turno, que normalmente suelen ser bastante indecentes… tú como docente y estando dentro de un centro educativo superior, ¿qué opinas de este tema, concretamente hablando de las prácticas para los estudiantes de ilustración?
Precisamente yo soy el responsable de conseguir las prácticas de ilustración en mi centro, así que lo llevo de la mano. Hay una cuestión perversa de entrada y es que en ilustración no puedes plantear las prácticas de la manera normal. No funciona. Si eres diseñador aún, pero como ilustrador es muy difícil. Es un sector 99% freelance, estadísticamente, por lo que es muy difícil.
¿Y no existe la posibilidad de trabajar en otros sectores relacionados con la ilustración? Por ejemplo, en el departamento de pre-producción de una productora de animación, etc…
Es que eso no es ilustración. Para mi alguien que hace fondos o personajes rediseñados no es exactamente un ilustrador. Un ilustrador recibe un texto y lo interpreta gráficamente. Hay afinidades pero hay diferencias, por ejemplo que unos son un eslabón de un proceso industrial y los otros, os ilustradores, no. Y creo que es bueno distinguirlo, porque hay confusiones. En todo caso, aun admitiendo que fuera así, es decir, que todos se puedan considerar ilustradores, representan una minoría dentro del sector.
Entonces , todo lo que no sea plantear las prácticas dentro de la realidad y de las relaciones más directas con la profesión, me parece equivocado. Y aquí los planes de estudios, en general, están pensados por gente con poca relación con el mundo profesional real . Y además no es obligatorio que las prácticas sean pagadas, y ahí hay un problema grande que se agrava en el momento en el que muchas empresas ven que existe la posibilidad de que se les haga un trabajo profesional gratis, que es lo que suele pasar. Bueno, pues en el caso de nuestra escuela lo tenemos súper controlado, quizás esta conducta tiene que ver con que la gran mayoría de profesores somos profesionales y no permitimos que se aprovechen. No queremos, porque no hay derecho.
Además en este país se da otra circunstancia que lo complica mucho más porque el sistema escolar está montada para que haya incompatibilidad entre ser profesional y ser profesor, sobre todo en las escuelas de arte . Y claro, que pasa?, que hay ciertas disciplinas, más prácticas o profesionales que académicas, como es la ilustración, que necesita de profesores con experiencia profesional, pero en la universidad esto es muy difícil, y en formación profesional pasa lo mismo. Es complicado encontrar un profesor de taller, de proyectos, que realmente ejerza, porque este sistema se basa en la funcionarización absoluta. Es un sistema muy incoherente. En países como Holanda, por ejemplo, sucede justo al revés: si no eres profesional, no te dejan dar clases. Entonces al final qué pasa aquí en España? pues que esas personas que tienen que gestionar las prácticas y que no tienen conocimientos reales del sector, acaban metiendo a los ilustradores en prácticas de diseño o publicidad.
Me da la sensación de que en España, los estudios casi siempre nacen del diseño gráfico y no tanto de la ilustración, hay poca empresa relacionada con la ilustración, ¿es posible que el diseño gráfico tienda a eclipsar el mundo de la ilustración y más en este aspecto?
Si, es exactamente lo que pasa. Y es verdad que muchos alumnos manejan a la vez diseño e ilustración, pero también hay muchos que no, que sólo son ilustradores, y realmente se sienten muy limitados a la hora de encontrar prácticas o encontrar trabajo.
¿Qué recomendaciones les darías a todos esos ilustradores que están empezando y que se plantean la posibilidad de buscar prácticas, aquí o fuera? ¿Que tipo de condiciones mínimas creen que deben intentar exigir o negociar?
Nosotros tenemos dos tipos de prácticas. Como no es obligatorio que te paguen, no puedes exigirlo, pero puedes plantearlo de la siguiente manera: si me vais a pedir que realice un trabajo sin supervisión, pagad. Si o si, porque eso es un trabajo. Y si no quieren pagar, entonces debe ser un trabajo supervisado donde alguien sea responsable de ti y te vaya enseñando. Tienen que garantizarnos que alguien se va a encargar de formarlos.
Otra fórmula que hemos desarrollado en la escuela es contemplar como prácticas un trabajo que los alumnos llevarán a cabo con la supervisión de un ilustrador freelance. De esta manera, un ilustrador profesional tutoriza y enseña cómo se trabaja realmente, y los entresijos del sector profesional.
Pero incluso haciendo estas cosas parece que no es suficiente y sigues sintiendo que se está engañando al estudiante…
Un consejo para los que empiezan
Que hagan lo que quieran hacer: que sean coherentes y se dediquen a lo que realmente les gusta. Que no sacrifiquen todo por conseguir trabajo de lo que sea en esta época tan complicada. Hay que apostar por lo que uno disfruta haciendo.