En primer lugar siento que la razón por la que no he tocado este tema hasta ahora es porque creo que la realidad de cada uno condiciona totalmente esta cuestión y por tanto es muy difícil abordarla. Más importante que el espacio de trabajo, es para mi la correcta gestión del tiempo y de nosotros mismos (gestión emocional y de la creatividad), y por eso sí que hemos hablado (y seguimos hablando) de esto en los posts Cómo ser un ilustrador freelance mucho más productivo y Gestión emocional y de la creatividad para creativos profesionales que de corazón os recomiendo porque puede cambiar radicalmente la manera en la que os relacionáis con vuestra disciplina creativa y/o artística.
Si esto no lo gestionamos bien, por mucho que nos montemos el mejor espacio de trabajo del mundo, no vamos a poder ser productivos y disciplinados. Y una vez dicho esto, vuelvo al tema del espacio…
Para facilitar el ponerte en marcha y trabajar efectivamente es siempre conveniente que te hagas tu pequeño rinconcito permanente organizado y diseñado para que te den ganas de sentarte y estar ahí. No importa que sea dentro de tu habitación en casa de tus padres, o en un piso compartido, o en una habitación de la casa dedicada a eso. Está claro por otro lado que tener que hacer y deshacer tu espacio de trabajo cada vez que quieres trabajar añade una dosis extra de esfuerzo y puede provocar cierta pereza, así que hay que evitarlo a toda costa.
Además es siempre preferible si se puede sacar el espacio de trabajo primero de la zona común que estés usando (mesa del salón o de la cocina) o de la habitación de descanso y ocio, y luego si puedes de la casa, pero eso ya es algo más difícil. Si tienes la posibilidad, invierte algo de dinero en un espacio de coworking o un estudio compartido, será la mejor inversión de tu vida y te forzará a tomarte en serio tu trabajo, la organización y gestión de tus horas de trabajo y también te hará valorar y disfrutar mejor del resto de tu vida. Bastante difícil es trabajar para uno mismo (ya que nadie nos enseña) como para encima tener el lío (interno y externo) de que se nos mezclen los horarios y espacios de la vida personal, familiar, de trabajo, de descanso, etc…
La otra cuestión importante a tener muy en cuenta es que si nosotros por dentro tenemos las cosas claras, estamos motivados y somos disciplinados, el espacio en el que trabajemos no será tan relevante o condicionante.
Yo personalmente vivo viajando y mi espacio de trabajo varía cada minuto, cada hora, cada día… y no por eso me cuesta más trabajar o rindo menos. Ahora mismo estoy escribiendo esto desde una mesa de una cafetería en una estación de trenes, hacia las 8:20 am, con ruido de taladro y obras de fondo, y a pesar de todo esto, estoy escribiendo un artículo interesante y creo que mínimamente elocuente jajaj. ¿Y cómo lo consigo? Pues yo he conectado un elemento muy básico a mi “modo trabajo”. Si me pongo mis cascos o auriculares cambio el chip y asimilo que estoy en modo concentración/trabajo, y lo demás no importa. Pero claro, esto sucede porque yo me he entrenado para ello desde hace años, pero lo que importa es que es una simple cuestión mental. Al final nuestro espacio de trabajo será una proyección de lo que llevamos dentro, de ahí la importancia de la gestión emocional y el auto-conocimiento.
Eso sí, si queremos hacer un cambio por dentro, de mentalidad, entonces sí mola cuidar y diseñar especialmente para ello el espacio de trabajo, porque te facilitará ponerte en ese modo mental y adquirirlo como un hábito, pero si tú ya tienes la mentalidad correcta, lo demás no importa.
Siento que quizás a causa de las redes sociales y de que se haya puesto de moda en los últimos años compartir el estilo de vida, el espacio de trabajo y el día a día de los ilustradores famosetes, se le está dando demasiada importancia a esto de tener el perfecto estudio. No voy a negar que construir un espacio bonito, cuidado, bien decorado y cómodo para trabajar ayuda a que trabajemos más y mejor, pero creo que hay gente que cree que si no consigue tener el espacio perfecto tal y como lo imagina en su cabeza, no podrá trabajar. Y eso es una tontería, una creencia limitante, una excusa, una cuestión, de nuevo, mental. Así que por favor, aunque admiréis los preciosos espacios monísimos de la muerte de todas esas personas a las que seguís en Instagram, no os equivoquéis. No necesitáis vuestro propio estudio, refugio, rincón o cueva perfecta de anuncio de Ikea para poder crear lo que queráis. Es una excusa. Quien quiere crear y trabajar, crea y trabaja, y quien no, no. Y el espacio de trabajo nunca será el verdadero problema…
Por último, creo que hay que observar y analizar detenidamente si el problema que genera la falta de dedicación o de productividad es realmente la inexistencia de un espacio propio de trabajo o si quizá es más bien la energía del entorno (familia, compañeros, amigos, pareja) que no respeta ni apoya lo que estamos haciendo. Esa es otra cuestión fundamental y si eso no se gestiona y se arregla -se habla, se aclara, se pacta-, es muy difícil que la persona pueda trabajar bien esté donde esté. Y recordad que este tema es vuestra responsabilidad. Vuestro entorno no va a cambiar ni a respetaros mágicamente. Tenéis que cambiar vosotros primero, hablar, poner límites y manteneros firmes (con cariño) para que las cosas cambien. Y esto también es parte del proceso de crear vuestro espacio de trabajo. No es solo decorar y elegir una mesa bonita…
Sé que al final no estoy dando soluciones a la cuestión del espacio de trabajo, que estoy siendo algo dura y que en realidad le estoy quitando importancia, pero espero estar aclarando las cuestiones reales que yo percibo detrás de la excusa “es que no tengo un lugar cómodo donde poder trabajar” que pueden estar condicionando vuestra motivación y disciplina.
Así que te animo a ponerte en modo analítico y descubrir, si eres de los que siente que el problema está en la falta de un buen espacio de trabajo, la verdadera razón por la que no consigues trabajar. Estoy segura de que la descubrirás y lo solucionarás, y si no lo consigues, no tengas miedo a pedir ayuda. Ya sabes dónde encontrarme y que estaré más que encantada de ayudarte desbloquearte con una sesión de Mentoring 🙂