Cuéntame un poco sobre tus inicios ¿Siempre has estado entre el mundo de la animación y la ilustración? ¿Cómo te decantaste por una de ellas?
Todo lo que he estudiado me ha llevado hacia lo que siento que es mi trabajo: contar historias. En Madrid empecé haciendo animación tradicional en los tiempos en los que todo se hacía a mano. De ahí pasé al diseño gráfico, donde recibí una base muy importante que complementa mi trabajo de ilustrador. Después ya en Nueva York estudié Cine en la NY Film Academy e Ilustración en la School of Visual Arts. Todo esto me ha dado una formación global muy útil: cuando escribo libros infantiles pienso en sus páginas como escenas de cine, juego con los silencios y pienso en la velocidad de lectura de cada página. Sin considerarme un diseñador, esa formación me ha permitido diseñar las portadas de mis libros. Al final, todo lo que he aprendido lo aplico a mi trabajo como ilustrador, que es lo que realmente soy.