El dibujo didáctico contempla un abanico enorme de variedades. Desde los dibujos sencillos y casi icónicos de un libro de preescolar, hasta ilustraciones hiperrealistas para libros universitarios de biología.
En el caso de libros de lengua o literatura, por ejemplo, la fórmula no dista mucho de la que podemos seguir al acometer un encargo editorial cualquiera, ya que en la mayor parte de las ocasiones tendremos que ilustrar fragmentos de novelas, cuentos o poemas. En ese caso, lo que hay que tener en cuenta es que el estilo de personajes se adecue a la edad a la que va destinado el libro, pudiendo ser creativos en cuanto a composición, ambientación, diseño de personajes, etc.
En estos ejemplos el hándicap estaba en el espacio tan estrecho destinado al dibujo en la maqueta. Y sí, hándicap está en el diccionario de la RAE.
En otros casos tendremos que restringir nuestra creatividad al mínimo imprescindible. Lo importante es que nuestro dibujo ayude a la comprensión del texto que complementa de manera clara. No se trata de hacer un alarde de encuadres y perspectivas impactantes o de composiciones complejas.
Caso especial es el de los libros de inglés a los que suelen acompañar grabaciones de audio con descripciones de escenarios, objetos, vestuario de personajes o conversaciones entre ellos. Porque si en la grabación de audio Sally le dice a Peter: “¿Dónde está la mochila verde?”, tú tendrás que dibujar una mochila verde por mucho que pienses que quedaría más molona en azul y amarillo (como el traje del primer Lobezno).
En estos casos es muy importante leerse bien las descripciones que nos hayan pasado de la editorial, ya que en ocasiones tendrás que dibujar a los personajes con ropa de colores concretos, géneros concretos o incluso razas concretas.
Sandwich mixto convertido en vegetal en un “quítame allá ese rosa”.
Briconsejo 1: Si es un libro de inglés seguramente estará orientado a un mercado internacional, incluidos países árabes. Evita dibujar tocino, jamón o comidas derivadas del cerdo (tampoco jamón de York en los sandwiches), así como bikinis de dos piezas en niñas. Si ya hiciste el arte final a color del sandwich, con que cambies el color rosado del jamón por un amarillo queso, cuela. (Experiencia personal). Ah, y nada de señalar con el dedo. En ciertas culturas eso es ofensivo. Si tu personaje tiene que señalar algo, que lo haga con la mano abierta.
EL ENCARGO
Si cada maestrillo tiene su librillo, ni os cuento las editoriales. Por ello, cada editorial (incluso cada editor) tiene su manera de proceder en los encargos de ilustraciones para sus libros de texto. Y en los últimos tiempos, se ha extendido la costumbre de externalizar los servicios de maquetación y coordinación del equipo de ilustración a agencias o estudios ajenos a la editorial. Y aquí también os podéis encontrar de todo. Pero hay una serie de elementos que se hacen imprescindibles y que deben ser comunes en todo encargo:
Presupuesto
Las editoriales suelen tener unos precios establecidos según el tipo de dibujo. O bien, tienen un presupuesto para cada libro y tratan de repartirlo lo mejor posible entre sus artífices. Y esto no es ni bueno ni malo. Simplemente tenemos que tener claro el precio que nos ofrecen por el tipo de dibujo que nos demandan. Hay editoriales que diferencian los precios en función de la complejidad de la ilustración: Objetos sencillos o pictogramas, escenas sencillas, escenas complejas… Otras dan precio por página. Lo importante es saber qué es lo que tenemos que dibujar y decidir si el precio es correcto para nosotros o no. A este respecto ya escribí el artículo Presupuestar a ciegas, una práctica muy poco profesional que podéis usar para poder sopesar mejor.
Contrato
En él deberán aparecer las cuestiones básicas de cualquier encargo editorial. Plazos de entrega, presupuesto, plazo de pago, etc. Salvo cosas raras, suelen ser contratos muy estándar. Mención aparte es el tema royalties que nunca están contemplados en los contratos de libro de texto, ya que las editoriales consideran éstos como obra colectiva. Este tema merecería artículo aparte.
Descripción de trabajo y maqueta
Esto también depende del librillo de cada maestrillo. La editorial con la que yo más trabajo para libro de texto suele tener la maqueta definida en el momento de encargar las ilustraciones y mandan un pdf en el que ves claramente los cuadros destinados a tus dibujos. Esto ayuda bastante ya que, aunque el espacio marcado para la imagen sea de un tamaño determinado, puedes ver si tienes hueco alrededor para “romper” ese espacio en un momento dado con tu ilustración; siempre consensuado con quien maqueta el libro para que lo tenga en cuenta.
En esta maqueta puedes ver el código del ilustrador: O(8). La etiqueta roja indica que la ilustración es a color. Si fuera negra, sería a linea. Los códigos de las ilustraciones, su descripción y el hueco para los dibujos
Para nota son los encargos donde te mandan el pdf de la maqueta, las páginas o dibujos que te corresponden con tu propio código o color además de la descripción de cada ilustración. De esta manera tienes todo al primer golpe de vista sin tener que ir de la maqueta al word (o Excel) en el que te describen las ilustraciones.
Otras editoriales se limitan a mandarte una descripción de la imagen que desean y el tamaño, sin que puedas ver la maqueta.
Briconsejo 2: Si no os lo dan así de claro, no está de más que lo hagáis vosotros. Es farragoso y os llevará un buen rato, pero a la hora de afrontar el trabajo lo tendréis todo mucho más claro y a mano, cosa que agradeceréis.
Plazos de entrega
Esto es fundamental y sagrado para cualquiera que se precie de llamarse profesional. Nosotros somos parte de una cadena y, si bien los plazos que nos suelen dar no son milimétricos y puede haber cierto margen, si queremos dar una imagen de profesionales serios y responsables tendremos que cumplir esas fechas a rajatabla. Puede que no seas el mejor dibujante del mundo (como es mi caso, que soy el segundo mejor) pero si entregas tus trabajos en los plazos marcados, tendrás un plus de confianza con esa editorial.
Generalmente suele haber distintas etapas:
-Entrega de bocetos
-Correcciones de bocetos
-Entrega de artes finales
-Correcciones de artes finales
EMPEZAMOS A CURRAR
Los encargos de un libro de texto no son siete u ocho ilustraciones. En uno de los últimos que he hecho han sido 160 dibujos. Así que la organización y el orden son imprescindibles si no quieres acabar con una camisa de fuerza. Además como dice Scott Belsky, creador de Behance, en su libro “Making ideas happen”: la capacidad organizativa siempre es una ventaja competitiva.
Mi fórmula para evitar el psiquiátrico es la siguiente:
Si me han mandado un Excel con las descripciones, a medida que hago los bocetos marco las celdas con un color distinto. De ese modo queda claro al primer golpe de vista lo que llevo hecho y lo que me falta. Suelo utilizar dos colores distintos: uno para cuando ya he hecho el boceto (azul) y otro (verde) cuando he terminado el arte final a color. Si hay correcciones o dudas en alguno, lo marco en naranja o rojo.
Bocetos
Hago los bocetos a lápiz y sencillos con la composición que pidan. Hay quien hace bocetos muy limpios (que casi son artes finales a linea del dibujo) y quienes los hacemos mucho más sueltos. Pero eso sí, procura que se vea de manera clara todo lo que te pidan en la descripción. Eso evitará correcciones hechas por no entender bien el dibujo.
Briconsejo 3: Si el libro es en inglés, los autores suelen serlo también y tendrás las instrucciones en el idioma de Chéspir. Ojo con el Google “Trasleitor”. Si tenéis dudas con alguna palabra, preguntad al editor. O podrías convertir un Christmas Cracker en una galleta de Navidad (experiencia personal).
Un cracker de Navidad (que no sabía ni qué “noses” era) convertido en galleta por obra y gracia de Guguel Trasleitor
Tras escanear los bocetos, preparo los archivos para enviar, normalmente a baja resolución (150 ppp.) Intentad que el tamaño de las imágenes sea lo más parecido a lo que será el arte final. Los archivos suelen llevar un nombre que está definido en el encargo y que debéis respetar. Todo esto lo guardo en una carpeta a la que llamo BOCETOS_LIBRO_X.
Briconsejo 4: Mientras esperas las correcciones de los bocetos, mira si hay algunos dibujos que puedas adelantar como arte final sin esperar aprobación. Por ejemplo: alguno de los dibujos que te han pedido es un sol, una pelota azul o un cubo y una pala de playa. Mal se te tiene que dar la cosa para que te hagan correcciones en esos bocetos. Si vas haciendo el arte final a color de ese tipo de dibujos, ganarás tiempo para las siguientes fases de proceso. Ya jugarás a la Play cuando entregues todo.
Recibidas las correcciones (si las hay, que casi siempre hay algo), podéis hacer dos cosas consensuadas con vuestro interlocutor en la editorial: repetir el boceto con la corrección y esperar nueva aprobación, o si es cosa de poco, corregir y pasar directamente a hacer el arte final.
Artes finales
La realización del arte final dependerá de cada uno de vosotros, la técnica elegida, el estilo…
Yo suelo partir del archivo del boceto de la fase previa, al que le he aumentado la resolución y guardado con el mismo nombre en una carpeta aparte a la que llamo EDITABLES o algo similar.
Según el caso, entinto con Clip Studio o si son elementos muy sencillos tiro de vectorial con Illustrator. Esto me permite reciclar elementos que puedan ser utilizados en otras ilustraciones (atrezzo, muebles, elementos sencillos). Dejo los archivos con todas sus capas, línea y color separados, así como los distintos elementos en los casos de ilustraciones complejas. En caso de que haya alguna corrección en cuanto al color o reubicación de elementos, es más sencillo de resolver si están separados.
Briconsejo 5: Las sombras las doy con un color violeta claro (más o menos frío) o azul en una capa aparte en modo Multiplicar. Así, si tengo que cambiar el color de base del objeto, por lo general las sombras siguen funcionando. Y si no, con un pequeño ajuste con el comando Tono/Saturación en la capa de las sombras, arreglado.
En la carpeta de bocetos utilizo las etiquetas para saber los que ya he hecho a color y controlar los que me faltan. Así me organizo en función de los plazos de entrega y los proyectos simultáneos que pueda llevar entre manos.
Por último, en una carpeta nueva a la que llamo “Artes Finales”, coloco los dibujos a color acoplados. En unos casos en jpg a alta resolución y en otros en los que se necesite fondo transparente, en psd sin fondo. Estos archivos son los que entrego a la editorial para incluir en la maqueta.
Ahora, a esperar correcciones si las hubiera. Generalmente es cosa de poco o nada, ya que de haber algún cambio sustancial se habría solicitado en la fase de boceto. En caso de que sí las hubiera y te implicara rehacer alguna ilustración, que no os duela pedir compensación económica en ese sentido. Esto es un trabajo en equipo en el que todos debemos responder como profesionales. Si se piden cambios en el arte final que deberían haberse pedido en el boceto, lo justo es que se pague aparte. Y por lo general, lo aceptan y asumen ese extra sin problema.
Y ahora ya podemos jugar a la Play con la satisfacción del deber cumplido.