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Entrevista al ilustrador y emprendedor Carlos Higuera

¿Cómo fueron tu formación y tus inicios en el mundo de la ilustración?

Bueno, yo estudié diseño gráfico en una universidad de Bogotá, en Colombia, donde yo nací. Esta universidad ha sido y sigue siendo una de las más prestigiosas en cuanto al diseño. Yo cuando empecé a estudiar no tenía claro el camino de la ilustración, no conocía a ilustradores ni tampoco conocía la profesión como tal. Cuando empecé a conocer qué se hacía en ilustración fue más por el lado técnico, entonces, recibí clases de acuarelas, de acrílicos, incluso las clases de dibujo iban más por el lado formal. El lado conceptual, que es más propio de la ilustración, lo vine a ver mucho tiempo después, de la mano de compañeros y colegas que estaban metidos en el mundo de la ilustración tanto en Colombia como en el resto del mundo.

Uno de esos grandes referentes que yo tenía y que dió luz a mi carrera como ilustrador fue Leo Espinosa. Desde que conocí su trabajo sentí que teníamos cierta afinidad en algunos temas, por ejemplo en el diseño de los personajes, llevándose el estilo hacia lo japonés… Y a partir de ahí empecé a investigar un poco más, llegando así a conocer más tarde a otro ilustrador colombiano, Diego López, o López Gráfico que es el seudónimo que él usa. Él empezó a convertirse en mi maestro, dándome directamente como tareas en un plan lúdico, como de manera independiente, no de forma reglada.

Él de alguna manera te apadrinó.

Si. Él me decía: “Mira, vamos a hacer este ejercicio que tiene que ver con escenarios, o que tiene que ver con interpretación de textos”. En ese momento yo no tenía información sobre estos temas, no tenía la experiencia, y él sí. Él ya estaba trabajando en varios proyectos editoriales, tenía varios libros publicados… Por eso de alguna manera, me fue aconsejando en mi camino.

¿Tú le pediste a él que te diera esas clases o surgió de forma natural?

Después de graduarme, que empecé a trabajar en diseño ese mismo año, pero más enfocado al diseño para publicidad de productos, branding… Pues yo al mismo tiempo iba haciendo ilustración pero de una manera más independiente, y en ese tiempo, estamos hablando de hace diez años, que todavía no era tan fuerte el tema de las redes sociales, me uní a un grupo en Flickr que era de ilustradores colombianos. Para mí fue una experiencia muy buena, porque era una plataforma de grupo, donde cada uno montaba sus trabajos e incluso había retos creativos, lo cual generaba muchísima interacción y trabajo cooperativo. Después todas estas relaciones virtuales empezaron a darse en la realidad, y nos empezamos a agrupar, nos empezamos a conocer y ahí fue donde yo conocí a Diego. Entonces yo le comenté que me gustaría que me introdujera en la ilustración, y a partir de ahí fue como una relación basada en su experiencia, pero también duró muy poco porque enseguida que él me puso las bases yo empecé a despegar, y ya ahí cada uno agarró por su camino.

Yo empecé a ser mucho más activo en convocatorias internacionales de ilustración, concurso, convocatoria de revista de distintos países, Alemania, España, Italia, Francia, Estados Unidos, Japón, cualquier cosa que saliera. Había un boom de contenidos nuevos, de fanzines, de artcolor…

Te quiero preguntar por los concursos porque es algo que en Latinoamérica parece que todo el mundo lo ve como el canal principal para empezar en la ilustración. Y creo que en España entendemos el concurso de manera diferente. Aquí en España parece que están mal vistos los concursos de convocatorias privadas, y la gente sólo suele participar en los grandes concursos de álbum ilustrado, pero hay poca cosa…

Anteriormente era más convocatoria, quizás de una revista, aunque en Latinoamérica había pocas, una que recuerdo era argentina y se llama la Revista Gooö, pues ellos convocaban artistas, y hacían una convocatoria general porque aunque era una revista pequeña, el producto final era de excelente calidad. Después se curaba la selección de imágenes, y como era casi una producción limitada de revistas pues merecía la pena participar en esos concursos, porque de la organización se encargaban personas que sabían, detrás estaban diseñadores como Santiago Palazzesi y Martín Orza, entonces era algo serio por lo que sabías que el resultado iba a ser algo bueno. De hecho, en ese tipo de convocatorias fue donde yo llegué a compartir espacio con varios ilustradores que actualmente son eminencias de la ilustración en Colombia, precisamente porque se fueron generando estos círculos de colegas que participaban en este tipo de proyectos.

Y lo que tu me comentas de que algunas personas allá interpretan los concursos como algo malo, yo creo que sigue pasando, porque obviamente un concurso para enviar a una editorial que te dice: “Mandanos tu libro ilustrado y acá seleccionamos en el que más nos guste”, pues es como poner a trabajar a un montón de gente gratis. De hecho, a mí alguna vez me ha escrito alguna editorial diciéndome que participara en una convocatoria para ilustrar un texto, que así ellos podrían quedarse con el que más les gustara. Entonces obviamente está mal visto, porque es una explotación. Pero por otro lado, que es más como yo lo veo, yo veo mucho más las oportunidades, y creo que hay que analizar más las características de las reglas de un concurso: Si el ganador se elige por redes sociales o si hay un jurado y un proceso serio de selección, también hay que fijarse en el tema del premio, si es en dinero o en regalía… Hay varias cosas por analizar, pero si las condiciones son buenas sí que está bien participar, así de fácil. De hecho yo he participado en varios concursos porque he considerado que las bases eran buenas y que no conllevaban nada negativo en el proceso.

Yo creo que es bueno para crear obra personal. Lo veo como una buena opción para crear trabajo personal con una fecha tope, porque somos muy malos para hacer las cosas cuando son para nosotros mismos y no para un cliente.

Total. Yo lo veo como una oportunidad, así que me he puesto como norma participar al menos en un concurso al año, para obligarme también a crear algo nuevo, algo mío. Pero también es cierto que hay gente que lo considera como regalar el trabajo o que es un robo, pero hay que analizar varios factores antes de juzgar los concursos.

Cuéntame cómo te metiste en el mundo de las aplicaciones, porque he visto que en los últimos años te has especializado bastante en eso.

Pues realmente todo se empezó a dar hace unos cuatro años, sobre 2013. A mí siempre me han gustado los juegos y las aplicaciones, así que para mi siempre fue como un sueño y un proyecto a futuro conseguir participar en la creación de una aplicación. Y así soñando, las cosas que uno quiere las llama. Surgió una convocatoria de un estudio de una gente de  Australia llamado TutoToons, un equipo de software que estaba haciendo un proyecto para generar plantillas de juegos. Ellos lo que tienen es una plataforma que te permite generar juegos fácilmente, tienen unas plantillas de juegos y tú simplemente tienes que reemplazar imágenes. Por ejemplo tienen una plataforma de juegos de cartas, entonces tú vas poniendo en el arte las cartas y ellos se encargan de toda la programación. Fue una oportunidad genial. A nosotros, a mi esposa y a mí, nos convocaron como estudio, y estuvimos trabajando más o menos un mes haciendo dos juegos, uno sobre espíritus japoneses, que se llama Yokai World, y otro que se llama Super Fruits Dojo, que es como de kung fu para niños, pero muy sencillo para rastrear cosas o tocar cosas.

¿Entonces son para público infantil?

Sí. Entonces esos juegos los acabamos rápido, fue como un mes de trabajo, y lo bueno fue que a la semana ya estaba la aplicación en las tiendas, ya estaba en la tienda de Android. Entonces una de las cosas que a mí me gustan de lo digital es la inmediatez, puedes subir contenidos rápidamente, también la búsqueda se simplifica… A partir de ahí a mí me quedó como experiencia, entonces pensé en ponerlo en el portafolio, y puse que me dedicaba a hacer libros y también aplicaciones. Y a partir de ahí me empezaron a llamar de varios estudios que hacen también aplicaciones y juegos. En Colombia hice un par de aplicaciones para el Ministerio de Educación y el Ministerio de Cultura también con una agencia que se llama Poliedro y actualmente estamos haciendo unas aplicaciones increíbles con una empresa argentina llamada Papumba.

¿Te promocionas de alguna manera, o simplemente las empresas conocen tus trabajos por medios indirectos y te contactan?

Me llega porque tengo mi portafolio en Behance, tengo mi página web, mi página de Facebook… entonces las redes sociales son como mis medios de promoción.

¿Entonces tú no escribes emails directamente a las empresas?

Si es para proyectos editoriales sí, los demás proyectos llegan por otros medios.

Conozco muy poca gente que realmente consiga hacerse su huequito en Behance y realmente consiga trabajo por esa vía, ¿tú eres muy efectivo en esa plataforma? ¿cuáles crees que son las claves para que te entre trabajo por ahí.

Pues yo pienso que hay que tener un buen portafolio armado, ser muy organizado con la manera de presentarlo, y además Behance también tiene su sistema de proyectos en el que si tú logras ganarte un gran número de menciones en sus galerías ellos te dan más visibilidad en su web. Entonces yo creo que las claves son montar un buen portafolio e interactuar mucho, para tener muchas menciones en sus galerías y que así ellos te muestren más. Esta es una buena manera de darse a conocer, pero haciendo muy bien la parte del proyecto, que sea visualmente llamativo, que el contenido se pueda notar y que se puedan ver todas tus capacidades técnicas y creativas, y así lograr que te puedan seleccionar en las galerías y que la gente pueda ver tu trabajo en distintos lados del mundo. A mí me han llegado varios proyectos a través de Behance siguiendo estas pautas.

Me gusta mucho cómo presentas tus proyectos y a mí es algo que me cuesta mucho hacer entender a muchos ilustradores que empiezan, y es que la presentación de tu trabajo no es sólo la ilustración en sí misma, sino que tienes que hacer como un recorrido mostrando todas las posibilidades, contextualizarla, mostrarla con su mejor cara. ¿Cuándo fuiste consciente de la importancia de montar y presentar tu trabajo de esta manera?

Pues ahí sí le echo la culpa a la publicidad, porque con estos estudios aprendí que para lograr vender una idea tienes que conseguir posicionarla de manera comprensible, y a veces las ideas son muy sencillas, son algo muy básico, y tú tienes que saber realzarlas, para que queden presentadas en su mejor versión, y de esa manera generar un impacto en la gente para que les quede en la memoria, y la recuerden, así es como logras vender tu idea. Lo que pasa con el portafolio es lo mismo, porque nosotros estamos vendiendo nuestras capacidades creativas y técnicas, y estamos vendiendo nuestros servicios, mostrando lo mejor que tenemos, pero no decorado como con adornos. A veces vale la pena mostrar el proceso pero mejor cuando se trata de algo grande, una serie de imágenes para un libro o un juego, pero mostrar el proceso de trabajo de una sola ilustración no me parece buena forma de promoción, en ese caso sería mejor compartir otro tipo de contenidos. Si es algo manual pues mostrar el paso a paso… eso le gusta mucho a la gente, porque de alguna manera se sienten identificados con tu proceso, se vuelve más cercano y comprensible.

Además de tu trabajo como ilustrador freelance, formas parte de un estudio con tu pareja, y además tienes tu propia escuela online de ilustración, ¿cuándo duermes? ¿cómo lo haces?

Es terrible porque he tratado de enfocarme en lo que me gusta, pero incluso enfocado sigo teniendo varios puntos de interés. Para mí es importante al compartir mi trabajo sentir que lo he hecho con un propósito y un sentido, entonces no es sólo hacerlo porque te gusta y ya está, sino que tienes que aportar algo que también sea útil para otras personas como compartir esa información y esos procesos, y también no dejar de lado lo que a ti te gusta. Hay un concepto japonés que me gusta mucho que es “ikigai”, que quiere decir el equilibrio que consigues en tu vida en varios aspectos. Entonces tienes un lado profesional, tienes un lado social, tienes el lado de tus gustos personales, lo que te apasiona, lo que la gente necesita, lo que te pagan por hacer, lo que realmente quieres hacer, etc. Y si logras generar un equilibrio entre estas cosas vas a lograr vivir bien y tranquilo, te vas a sentir bien. A mí lo que me pasa cuando me dedico a una sola cosa, cuando me dedico sólo a hacer ilustración, es que me aburro, me canso y empiezo a perderle el gusto a eso que esté haciendo. De hecho, yo antes no me consideraba ilustrador porque no cobraba por ello, entonces yo sentía que hacía eso porque me gustaba solamente, pero cuando empecé a cobrar ya me empecé a sentir ilustrador, porque anteriormente todos mis proyectos eran personales.

De manera personal y por diversificar mis ocupaciones, quise compartir mi aprendizaje y creé el Taller de Ilustración Online, y lo conseguí por la condonación de una beca que gané en Colombia para estudiar ilustración en Argentina. Entonces una de las propuestas para postular a esa beca era generar algún proyecto con el que pudiera compartir toda esa información, todo lo que hubiera aprendido en el exterior. Entonces eso nació a partir de ahí, pero después la cosa se extendió, porque empezó como una clase particular, algo muy pequeño, y ahora llevo tres o cuatro años trabajando en eso, he hecho exposiciones, he charlado con un montón de ilustradores, he dado clase a mucha gente…

Además lo has ido ampliando cada vez más. Tienes tu canal de Youtube que sigue muchísima gente donde haces entrevistas a ilustradores, también tienes un fanzine que es colaborativo, también haces entradas en el blog donde compartes recursos… ¿Lo llevas a cabo de manera planificada con unos objetivos o más bien según los temas u oportunidades que te van surgiendo?

Las respuestas que he recibido han sido muy positivas siempre, y eso te da muchos más ánimos, porque uno da las clases y no sabe qué es lo que está calando al otro lado de la pantalla, pero cuando te dan las gracias y te dicen que han podido progresar, ahí es donde sientes que al otro le estás ayudando a crecer, ahí es cuando yo me siento también identificado en ese proceso de estudio y aprendizaje, ves que vale la pena, y lo sigo haciendo por eso. Nosotros estamos consiguiendo mucha información cada día que le puede ser útil a otras personas, y en ocasiones se queda guardada en las pestañas de nuestro navegador, ahí en el olvido, pero puede ser bueno para otros que tú la compartas según te llegue para que ayude a otros.

¿Qué clase de formación haces en Ilustaller? ¿De qué son tus cursos?

No son cursos de técnicas de ilustración porque no hay un espacio físico para que puedas ver cómo funciona una técnica manual, pero si de técnicas digitales. Estamos ahí con la pantalla, viendo Photoshop, Illustrator, también vemos algunas plataformas digitales, algunas apps de dispositivos móviles, y son cosas más sencillas de explicar virtualmente.

Son tres niveles de formación, entonces partimos desde el nivel básico, que está dirigido a quienes están empezando, a quienes están explorando, quienes recién están buscando qué es esto de la  ilustración, están llegando a la ilustración y quieren tener muchísima más información y muchísima más inspiración, quieren que los motive y que los guíe a un camino a seguir dentro del gran espectro que hay en la ilustración.

El segundo nivel es el intermedio que es para quienes ya tienen un poco de experiencia, quienes ya tienen un estilo visual por así llamarlo, una identidad de su trabajo, y quieren empezar a buscar ya algo más profesional, una  manera de vivir de la ilustración, ver las posibilidades de la profesión como tal, entonces tiene un enfoque más hacia la profesión, hacia los distintos campos de acción del ilustrador, tanto en proyectos de libros, en aplicaciones, en ilustraciones para revistas, cómo tratar con clientes… Todo ese tipo de temas son los que se ven en el segundo nivel.

Y el tercer nivel es ya de sólo proyectos, es para elegir un proyecto, y trabajar durante dos meses, y si bien tiene una parte teórica, un mayor porcentaje va hacia la parte práctica, por lo que mi papel es más bien de guía, de curador del trabajo, así paso a ser más el apoyo, el coaching que necesita la persona para poder terminar ese proyecto a tiempo, y dos meses es un tiempo estándar que funciona bien.

¿Y qué fue antes, el canal de Youtube con las entrevistas o los cursos online?

Fueron las dos cosas juntas, porque cuando yo hice el  primer taller, había dos sesiones donde a mí se me ocurrió invitar a gente para que hablara con nosotros y nos cuente su propia experiencia como ilustrador o como ilustradora, y en ese momento las invitaciones eran para hablar de un tema particular. Los primeros invitados que tuvimos hablaban sobre temas concretos. Pero ahora que lo pienso, es genial, porque no podría haber llegado hasta aquí sin todo el proceso previo, porque fue gracias al grupo de Flickr que te comentaba antes, donde conocí a Lorena Álvarez, a Luisa Uribe, a Paula Bosio… todos ilustradores de renombre en estos momentos.

Creo que tú eres una persona muy bien conectada. ¿Qué importancia le das tú al networking?

Para mi es un asunto sumamente importante. He tratado de tener una relación duradera, no es que hablemos todos los días, pero todos sabemos en qué anda más o menos cada uno, porque yo pienso, y esto aplica para todo, de que a parte de que tú hagas tu trabajo también debe haber una comunicación con el medio, para saber qué es lo que está pasando, y eso me parece mucho más inspirador. De hecho a mí lo que me motiva a hacer cosas es ver qué están haciendo los demás. Y volviendo al tema de los cursos, fue gracias a conocerlos ya a través del grupo de Flickr que pude contactarlos para que vinieran sin ningún tipo de problema ni nada, porque esto es un espacio público, en el que hay mucha gente que te está viendo, que te está escuchando y que está pendiente de lo que tú tienes para compartir. Me parece que esa es una ventana bastante importante para dar a conocer el trabajo de varios ilustradores ya con experiencia, pero también para quienes están arrancando, que tengan la oportunidad de ponerse en contacto con otras personas que están en su misma situación. Así que esas primeras sesiones fueron para hablar de temas específicos que tenían que ver con desarrollo básico en ilustración, como diseño de personajes, formas de vegetales y demás, y esto ya fue cambiando a algo más de la experiencia de cada ilustrador, se convirtió en algo más personal, pero siguió siendo muy natural, nada formal. Y así nació también el grupo de ilustradores colombianos, que era muy parecido.

¿Pero tú tienes algo que ver con ese grupo?

Digamos que nosotros fuimos los primeros en arrancar este tipo de dinámicas comunicativas entre ilustradores a nivel virtual en Colombia, y a partir de ahí fue una explosión de iniciativas. Pero quienes tomaron la dirección de este proyecto fueron Amalia Satizabal y Paula Rodríguez entre otras personas.

Con respecto a lo que veníamos hablando del taller, esa es una parte de mi trabajo que es como de servicio a los demás, como algo que puedo aportar y lo comparto, y luego está la parte del estudio, que ya es una cosa totalmente distinta, se llama Estudio Kudasai, es una palabra japonesa que se utiliza para pedir algo, realmente se traduciría como un “por favor”, pero tiene distintos contextos el uso de la palabra. La iniciativa de este estudio partió de una idea de mi esposa, Azul Piñeiro, que también es ilustradora. Los dos teníamos esa pasión por la cultura japonesa, una admiración por esa visión del mundo y por la cultura gráfica japonesa. Entonces dijimos: Nos gusta esto y queremos hacer cosas de este tipo, pero no nos van a llamar a hacerlo, no nos va a contactar un cliente japonés para proponernos hacer un personaje, porque tampoco en ese momento teníamos en nuestro portafolio ese trabajo específico. Así que decidimos crear el estudio y empezar a generar nuestros propios proyectos y nuestros propios productos, entonces empezamos a hacer agendas, pins, prints, stickers…

¿Y lo producís todo vosotros? ¿Generáis todo el proceso de principio a fin?

Sí, todo lo hacemos en equipo, y también como una manera de mantenernos activos creativamente al ir generando distintos retos que tienen que ver por ejemplo con el idioma, que es el tema en el que estamos interesados ahora. Por ejemplo una vez decidimos practicar treinta palabras en japonés durante un mes con una ilustración por palabra, al final del reto teníamos una colección de imágenes para usar en distintas composiciones y productos. Algo bueno que está ocurriendo es que podemos trabajar conjuntamente como estudio en muchos proyectos y nos llevamos muy bien como equipo. Así el Estudio Kudasai de Carlos Higuera y Azul Piñeiro trabaja sus proyectos independientemente, pero todos forman parte del portafolio del estudio, si entras en la página www.estudiokudasai.com te vas a dar cuenta de la selección de nuestros trabajos y que hemos podido generar clientes y proyectos en la línea hacia la que nos queríamos enfocar, gracias a esa idea que nació como algo personal.

Sé que a raíz de tu labor formativa eres un buen defensor de los derechos de los ilustradores profesionales. Estoy segura de que como profesor te encuentras con personas que no saben nada sobre el funcionamiento de la profesión, ¿cómo transmites la importancia de conocer todo lo necesario para no aceptar malas condiciones laborales y así beneficiar a todo el gremio?

Bueno, es complicado hablar de este tema porque siempre da para conversar largo. Yo lo que trato siempre de compartir es el que haya una responsabilidad mínima al momento de trabajar, en la calidad del trabajo, en la calidad del trato que se le da también a los clientes, y conocer los estándares generales que hay con respecto a ese trabajo en los temas legales, sobre derechos de autor, precios, las tarifas que se manejan en el medio, pero todos estos temas van por separado. No se los transmito todos de una, sino que en cada clase selecciono un tema para tratar, por ejemplo con respecto a los derechos de autor:

Qué hay que tratar sobre los derechos de autor? ¿Cómo podemos protegerlos? ¿Cómo deben presentar sus proyectos? Siempre utilizar un copyright para evitar que les roben sus trabajos, a la vez que el tema de no plagiar… Yo creo también que al mostrarles un abanico grande de las opciones que hay, de los ilustradores que existen y la gran diversidad de trabajos que hacen, eso les ayuda a situarse en un contexto en el que ellos se ven como parte de algo más grande en donde es necesario apoyar a los demás. Yo pienso que nosotros estamos apoyando las generaciones de ilustradores que vinieron antes que nosotros, y los que vendrán nos apoyaran a nosotros.

La verdad es que para poder vivir de esto, lo que yo les digo a mis alumnos, es como que uno requiere de tres cosas: Lo primero es calidad, calidad de trabajo, como que tú tengas algo que sólo tú puedas hacer y que te llamen para hacerlo. Lo segundo es perseverancia, porque a veces no te van a llamar, para que tú hagas lo que tú sabes hacer, pero para que no te rindas, vas a tener que seguir y seguir y seguir haciéndolo hasta que alguien va a notar que tu trabajo es bueno, y que lo que tú estás haciendo sirve para algo. Y lo tercero es suerte, que realmente tú te encuentres en el lugar adecuado, en el momento exacto donde la gente necesite eso que solo tú haces.

Lo que yo hago para inculcar ese respeto y esa responsabilidad que son necesarios en los ilustradores, a veces tiene mucho que ver con la suerte, porque si tú analizas lo que está pasando en el medio de la ilustración editorial, hay de todo, hay muchas cosas, se están publicando cosas muy buenas y cosas que no son tan buenas. Muchas veces tiene que ver con el gusto y no con que las cosas sean buenas o malas, por lo tanto depende de la suerte en parte. Pero igualmente yo pienso que todo depende de la experiencia, a medida que tú vas ganando experiencia obviamente te vas a estar informando de lo que está sucediendo en el medio, y es una parte esencial el que tú estés informado de lo que está pasando para que te mantengas vigente.

¿Tú recomendarías a los ilustradores que se lancen a emprender diferentes proyectos?

Sí, yo les digo a mis alumnos que vale la pena emprender y hacer proyectos personales, pero con un pie sobre la tierra, porque vivir de la ilustración es súper complicado, aunque a otro nivel es un trabajo como cualquier otro, si tú trabajas mucho, vas a ser exitoso, la gente exitosa no lo es porque sean unos vagos, como en cualquier profesión, así si les desglorificas la profesión de la ilustración, se dan cuenta de que es un trabajo como cualquier otro, y ahí es cuando notas que vas a tener que esforzarte mucho más. Así que siguiendo este patrón de pensamiento, no hay que lanzarse de una al agua, decidiendo de un día para otro que se quiere ser ilustrador, porque sí se puede pero va a ser muy difícil. Yo lo que recomiendo es como ir de a poco, de hecho yo para ser ilustrador tuve que pasar cinco años trabajando en distintas agencias de publicidad, y haciendo otras cosas que quizás no me interesaban pero que me daban el colchón económico para después hacer mis propios proyectos, y aún así lo sigo haciendo. En estos momentos que soy ilustrador y que hago mis proyectos, y que tengo un montón de cosas, sigo haciendo otros proyectos a parte simplemente para pagar las facturas o el alquiler, pero esos trabajos los hago de una manera más automática porque los entiendo como un trabajo, en cambio cuando es algo personal lo veo más como pasión.

Entrevista realizada por videollamada online, grabada y transcrita posteriormente. Año 2017.

Carlos Higuera

Diseñador gráfico, director de arte e ilustrador colombiano. Su trabajo ha sido publicado y expuesto en distintos países incluyendo Japón, Argentina y Colombia. Dirige junto con Azul Piñeiro el Estudio de diseño Kudasai, coordina el Taller de Ilustración Online y se dedica a la creación de libros ilustrados, productos y aplicaciones móviles para niños.

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