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Entrevista al ilustrador David Pintor

¿Actualmente cuál es tu condición profesional, eres autónomo, tienes contrato con alguna empresa, trabajas en estudios…?

Tengo contrato con una empresa, un periódico, La voz de Galicia, y el contrato es normal como el de un redactor.

¿Siempre ha sido así?

No, hubo una temporada en la que estuve de autónomo.

Y… ¿Tú qué prefieres, con qué te sientes mas cómodo?

A ver… Mas cómodo es tener contrato, te da más seguridad. Yo tengo 14 pagas anuales, tengo derecho a vacaciones, tengo la empresa que me paga la seguridad social, con lo cual no me tengo que preocupar de nada en ese sentido, por lo que te da muchas ventajas el estar contratado.

¿Cuál fue el primer proyecto serio en el que tuviste que emitir facturas, darte de alta, etc…?

Mmm no me acuerdo bien, imagino que el primer libro infantil que hicimos en el año 2000 más o menos…

¿Te resultó un problema muy grande el tema de la gestión, contabilidad, etc?

Al principio no es que fuera un problema… La primera vez que haces ese tipo de cosas, pues preguntas a otros ilustradores que ya lo han hecho para aclararte. Pero no es una gran complicación.

Al principio lo hacía yo solo. Pero ahora aunque tenga un asesor, él lo que me hace es la declaración de la renta, pero lo que es emitir facturas, etc, eso lo hago yo. Eso si, hay que ser una persona muy ordenada para llevarlo perfectamente enumerado y clasificado para que luego a fin de año se lo puedas dar a tu asesor.

Y el darte de alta.. ¿eso si lo hacía tu asesor, no?

Sí, esos trámites los hacía él.

¿Has tenido alguna vez algún problema con un contrato que no te parecía justo o correcto?

Sí, un montón.

¿Y cómo lo sueles solucionar?

A ver, hay contratos que nada mas verlos están perfectos, pero los contaría con los dedos de una mano. Siempre hay cosas que según vas trabajando vas viendo: cláusulas muy abusivas, o que no son justas… Además, también según vas trabajando intentas conseguir mejores condiciones, y eso se consigue simplemente pidiéndolo. A veces te hacen caso y a veces no.

Y cuando no te hacen caso por ejemplo, tu decides no coger el trabajo o…

Eso depende, sobre todo de la capacidad de negociación de cada uno, tu presionas lo que puedes, protestas lo que puedes y ves si te merece la pena, evidentemente sí que hubo algún trabajo donde a lo mejor la cantidad de dinero no era lo que a mi me parecía justo y no acepté el trabajo. Yo siempre digo: con el tiempo vas mejorando. Yo entiendo que al principio tienes poco chollo, eres poco conocido o tienes menos acceso a ciertas editoriales. Entiendo que al principio uno se trague cualquier cosa cuando es novato, pero a medida que vas consiguiendo más trabajo vas mejorando, y no solo tienes que pedir mejores condiciones por ti. Cuando yo en una editorial protesto y exijo ciertas cosas, lo hago porque creo que también es un poco mi obligación si puedo conseguirlo, porque no es algo solo para mi, sino para toda la gente que va viniendo por detrás.

Entonces, la gente que ya está un poco más asentada y tiene más capacidad de presión porque es más conocida o tiene un prestigio tiene una cierta responsabilidad en ese sentido de conseguir mejorar, porque son los que pueden realmente presionar… Una persona que ha acabado recién la facultad y que es su primer libro, tiene muy poca capacidad de hacerlo porque el editor le va a decir: “Si no me lo haces tú, lo hará otro…”

Entonces, ¿tú crees que los ilustradores aunque tengamos un trabajo en solitario debemos sentir cierta responsabilidad para con el gremio?

Sí, porque yo creo que lo que va consiguiendo uno lo van aprovechando los demás, es decir, si nosotros ahora tenemos ciertas mejoras en los contratos es porque en algún momento hubo un ilustrador que sacrificó un chollo por decir “pon estas cláusulas o sino no lo hago…” Es verdad que si eso lo hace uno no pasa nada, pero si eso lo hacen varios y es gente importante, se pueden conseguir ciertas cosas.

Cuando uno empieza siempre oye que tiene que valorar bien su trabajo, que existen guías de tarifas y precios estipulados, pero luego a la hora de la verdad es mucho más complicado de lo que parece… ¿A ti también te pasó cuando empezaste? ¿Cómo conseguiste ir ajustando los precios?

Bueno, eso tú lo vas ajustando, vas viendo lo que se cobra por ahí. Te dicen, te vas informando, vas probando también… Una cosa de la que uno se da cuenta también es que los precios nunca son fijos, que siempre hay una capacidad de negociación, que cuando el editor te dice X, siempre se puede ser algo más que eso. Es algo que tu tienes que ir viendo más o menos. Cómo vas viendo los precios, preguntando y viendo. Creo que es la única manera.

¿Para ti influye mucho el factor tiempo-prisas a la hora de hacer un presupuesto?

Pues no demasiado la verdad, no es un factor al que yo le de mucha importancia.

¿Tú trabajas bastante rápido, verdad?

Sí. Lo que pasa es que la rapidez la fui consiguiendo gracias a la prensa. La prensa es un trabajo que te exige a parte de hacerlo bien, hacerlo muy rápido. Una cosa es que te encarguen un libro y te digan para dentro de un mes tenlo acabado y otra cosa es que te digan que tiene que estar para las 10 de la noche de hoy mismo.

En muchas circunstancias he tenido que hacer dibujos a toda prisa, a lo mejor en media hora o una hora, porque la noticia ocurre cuando tiene que ocurrir y tu tienes que entregarlo antes de que cierre el periódico, y eso al cabo de los años te va dando una agilidad que aprovecho también en el resto de trabajos. Evidentemente yo tengo la ventaja de resolver los trabajos con mucha rapidez.

A la hora de cobrar, el ilustrador al principio sufre mucho por ello, porque es habitual que los primeros encargos no se estipulen por escrito : el tema de cuándo se cobra, el tiempo, los porcentajes, etc. Es una situación un poco frustrante porque al fin y al cabo tu trabajo es lo que te permite sobrevivir… ¿A ti también te sucedió eso al principio, tienes una formula para que no te suceda o te sigue pasando?

Bueno, la ventaja de estar contratado es que sabes que el día 29 de cada mes vas a cobrar, pero sí que es difícil en general porque vivimos en un mundo donde se paga bastante tarde. Las editoriales, menos casos muy contados, tardan más en pagar. A parte se da una cosa que no se da en el mundo de lo cotidiano… tú si compras una barra de pan, la pagas en el momento, hay un intercambio, tu me das el pan y yo te doy el dinero.

Sin embargo aquí no, tu das tu trabajo y tienes que esperar al menos uno o dos meses. En esos dos meses tú ya entregaste el trabajo, él ya lo está disfrutando, el editor en este caso, y tú no recibes tu compensación económica. Eso sigue pasando menos en contadas ocasiones… y tampoco se puede hacer mucho al respecto, la verdad.

¿Entonces en los contratos generalmente no se estipula eso?

Sí que se estipula, pero claro, los contratos ya te los dan ellos mismos. Las editoriales ponen su margen, y te ponen que el pago se realizará pasados los 3 meses de la publicación del libro.

Ser ilustrador implica en la mayoría de los casos ser tu propio jefe, ¿cómo se te da gestionar tu tiempo a la hora de trabajar?

Yo bien, la verdad. A mi no me suele pillar el toro, como a los que les pilla trabajando hasta el último momento. Yo eso de pasar tiempo sin dormir, ya no recuerdo cuándo fue la última vez que lo hice.

Me suelo planificar bastante bien, yo en ese sentido soy una persona bastante organizada. Si tengo que hacer un libro este mes, sé que los primeros 10 días los voy a utilizar para documentarme, los días siguientes para dibujar y los 10 últimos para colorear y retocar. Yo en ese sentido soy bastante organizado y suelo cumplir.

¿Y tu espacio de trabajo cómo es? ¿Trabajas siempre e el mismo sitio? ¿Te favorece la concentración, la rapidez, etc?

Pues no trabajo siempre en el mismo sitio, la verdad, esa es una cosa curiosa por que en el periódico yo trabajo por las tardes, y por las mañanas en los libros infantiles trabajando en casa. Tengo un pequeño estudio en casa con unas vistas súper chulas porque tengo un ventanal por donde se ve una ría y el amanecer todos los días, pero no sé porque paro muy poco tiempo por casa, no me gusta estar mucho tiempo encerrado.

Lo que hago mucho es dibujar en cafeterías que sean tranquilas, donde no haya mucho jaleo. Me resulta muy agradable ir a una cefetería, leer un poco el periódico y luego ponerme a dibujar allí. Sí que me gusta mucho, y de hecho muchos trabajos de libros están hechos allí. Luego colorear no, porque el ordenador lo tengo en casa, pero la parte de las ideas sí, en una cafetería, tomando un café fuera de casa… No, no me gusta estar mucho en casa, y cada vez menos, la verdad.

Y siendo ilustrador, ¿crees que es fácil tener vida mas allá del trabajo?

Sí, sí se puede.

Vaya, justo te lo he ido a preguntar a ti que trabajas súper rápido…

Bueno, no es por eso. Vamos a ver, el horario del periódico es por las tardes, así que yo voy al revés de todo el mundo. Salgo muy tarde por la noche, y claro, cuando el resto de la gente ya está saliendo del trabajo yo estoy prácticamente empezando… En ese sentido es complicado compaginar el trabajo con el resto de la gente, pero sí, tengo mi tiempo libre y me gusta viajar. Viajo todo lo que puedo, así que bien.

¿Te sueles llevar el trabajo contigo cuando ves que no te da tiempo?

No, no. Por ejemplo, en el periódico descanso un día por semana que es el sábado, entonces el sábado es mi día sagrado. Yo los sábados no toco ni un lápiz a no ser que sea una cosa muy urgente, muy de que tenga que entregarlo sí o sí.

¿Crees entonces que es importante saber parar y desconectar?

Sí, totalmente, y eso que yo soy un enamorado de la perfección. Me encanta dibujar. Yo disfruto mucho dibujando y trabajando de esto, pero reconozco que cuando corto, corto. Además sino sería muy monótono. Cuando voy de viaje siempre llevo un cuaderno pero procuro romper y no pensar en nada. Dibujar por gusto.

Cuando empezaste, ¿cuáles eran tus preocupaciones diarias con respecto a la ilustración? Al Igual que las dudas que me transmiten los ilustradores que están empezando ahora… ¿cuál era tu agobio máximo en aquel momento?

Pues mira, mi agobio era… Yo empecé a estudiar arquitectura, y justo cuando empecé arquitectura fue cuando empecé también a colaborar en prensa. Empecé a colaborar con mi compañero Carlos, hacíamos unos 3 o 4 dibujos a la semana para un suplemento dominical y ni me acuerdo cuánto cobrábamos, no sé si 20.000 pesetas (120 euros) o algo así, era muy poco vamos…

De hecho no lo consideraba un trabajo porque no daba para vivir ni de broma, y mi preocupación en ese momento era si iba a poder ganarme la vida con eso o no. Yo cuando empecé no sé lo que ganaban los ilustradores haciendo eso, y mi preocupación era: ¿podré dedicarme realmente a esto y vivir al igual que un carpintero o cualquier otro profesional? Es un poco la duda que tenía al principio…

Entonces tú estudiaste arquitectura y desde siempre dibujabas y empezaste a trabajar directamente, luego ¿no hiciste nada relacionado con la ilustración? es decir, de estudios relacionados con la ilustración.

No, yo recuerdo que dibujaba desde siempre, desde que era pequeñito se me dio más o menos bien, y fue una cosa progresiva. Yo empecé con arquitectura, pero empecé a hacer dibujos para la prensa poco a poco y salía algún que otro encargo, así que cada vez fui centrándome un poco más en el dibujo y menos en la arquitectura. Hasta que llegó un momento en el que me di cuenta que realmente me podía dedicar a esto y fue cuando dejé la arquitectura definitivamente y me dediqué de pleno a la ilustración.

¿Ahora mismo cuáles son tus preocupaciones e inquietudes con respecto a la ilustración?

Tengo que reconocer ahora mismo soy un afortunado porque tengo bastante trabajo, de hecho estoy en un momento muy bonito, porque estoy haciendo muchos encargos, encargos cada vez más bonitos, de esos que disfrutas haciéndolos. Es más, incluso estoy teniendo la oportunidad de hacer y proponer yo los encargos a las editoriales. Proponer libros sobre viajes, o ese libro que a mi me apetece hacer… Realmente es un lujo poder llegar a este punto. Ahora mismo la verdad que no puedo quejarme demasiado.

Un consejo que te hubiera gustado recibir cuando empezaste

Pues… no lo sé. Un consejo así en general… Yo tuve la suerte de que cuando empecé en prensa conocí a un caricaturista gallego que se llama Siro. Trabajaba en ese momento en el periódico donde yo trabajo ahora, y desde que era muy joven, me fue poco a poco aconsejando y no solo a nivel del tipo de dibujo o de cómo debía hacer las caricaturas, sino también sobre el mercado.

Tuve la oportunidad de tener a mi lado un guía de lujo, porque es un caricaturista que en Galicia es de los mejores que han habido en los últimos años y conocía perfectamente el mercado. Poder escucharle me ayudaba a aprender más rápido y gracias a tenerlo cerca es como si hubiera estudiado la carrera, eso si fue una suerte, tener a una persona que estaba a mi disposición y que me iba diciendo sobre todos estos temas…

O sea que tuviste como un padrino ¿no?

Sí, sí. En ese sentido fue una suerte para mi, porque claro, al principio te rompes los cuernos trabajando y si no te sale una cosa tienes que buscarte la vida para descubrir cómo lo hicieron otros… Por lo que tener una persona que te pueda dirigir un poco te ahorra muchísimo tiempo y muchísimo esfuerzo, aprendes más rápido y te evitas muchos dolores de cabeza. Sé que es difícil, pero yo lo recomendaría a todo el mundo. ¡Buscaros un padrino!

Entrevista realizada en persona, grabada y transcrita posteriormente. Año 2012.

David Pintor

Nació en Galicia en 1975. Es Ilustrador, humorista gráfico, caricaturista, pintor, artista polifacético y multipremiado. En 1993 empieza a trabajar con el guionista Carlos López bajo el pseudónimo de Pinto & Chinto, convirtiéndose en pocos años en una referencia del humor político en prensa. A partir del año 2000 empieza a adentrarse en el campo de la ilustración infantil , donde cosecha numerosos premios. Además con el tiempo, empieza a colaborar en múltiples ámbitos relacionados con el diseño, la moda o la publicidad. Sus tiras cómicas salen en periódicos como “Diario 16”, “La Voz de Baleares” o “Diario de León”. Actualmente su trabajo aparece todos los días en las páginas de opinión de “La Voz de Galicia”.

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