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Entrevista a los agentes Sandra López y Ángel Domingo

Decidme a qué os dedicáis, en qué consiste vuestro trabajo y que os llevó a dedicaros a esto

Soy Sandra López y puse en marcha la agencia ‘Pencil Ilustradores’ en el año 2000. Mi padre es ilustrador, por lo que conocía bien la profesión y las dificultades para abrirse paso comercialmente… Es una tarea que necesita dedicación. No solo sirve dibujar, también hay que preparar portafolio, moverlo, presentarlo a clientes… y, bueno, vi que no había ninguna agencia aquí en España. Era una actividad que se llevaba a cabo en el extranjero, sobre todo, en los países anglosajones y en Francia pero no en España.

Estudié Derecho sin vocación, fijándome en qué oportunidades se abrían para escaparme de ahí. Pero la realidad es que luego me ha sido útil para afrontar temas como contratos, derechos de autor, etc. He vivido siempre muy de cerca la profesión de mi padre porque tenía el estudio en casa y le veía trabajar. Así que todos los factores parecieron aliarse para conducirme hasta aquí.

Soy Ángel y entré en la agencia en 2005. Conocí a Sandra en la Universidad donde coincidimos en la misma asociación cultural. Pronto padecí alergia a la facultad y al Derecho, la vocación me agarró por las solapas y me puso a trabajar en el periodismo cultural y la comunicación. Al cabo de unos años volvimos a trabajar estrechamente cuando me invitó –yo diría conminó- a unirme a la agencia y sumergirme en este fascinante mundillo. Siete años después, sigue aguantándome cada día en la oficina.

Ilustración de Laura Pérez. Representada por Pencil Ilustradores.

Vuestro trabajo se divide en dos facetas muy diferenciadas: por una lado conseguir buenos clientes y proyectos interesantes, y por otro disponer de ilustradores talentosos y sacar lo mejor de ellos, mientras conseguís negociar un contrato que os beneficie a todos. Se antoja una tarea imposible, ¿Cómo lo hacéis? No dormís mucho, ¿verdad?

Mira, nos alegra que seas una de las personas que piensa y se da cuenta de que un agente no se dedica solo a lo primero que has dicho sino que, además, es un intermediario que facilita la comunicación cuando hay intereses contrapuestos. Ese es nuestro camino. Los clientes -refiriéndonos a editoriales, agencias de publicidad… porque para nosotros los ilustradores son parte de nuestro equipo, son la agencia- nos tienen como personas de confianza porque llevamos mucho tiempo trabajando juntos. Nos conocemos y sabemos cuáles son sus intereses, y esa es una labor de años que ha allanado el camino. Cuando sabemos que un ilustrador no va a coincidir con un editor, y que puede resultar un poco complicada la relación, buscamos la manera de que funcione, facilitando el camino para que la colaboración se realice de forma sencilla.

¿En qué os fijáis cuando estáis buscando ilustradores? ¿Tenéis alguna norma que os obligáis a cumplir cuando los seleccionáis?

Al principio nos tenía que gustar mucho su trabajo, nos tenía que emocionar y teníamos que sentir la necesidad de que formara parte de nuestro portafolio. El tiempo nos ha enseñado que no solo es eso lo que hay que buscar. El profesional ilustrador tiene una indudable parte de artista, pero también tiene que ser un profesional que cumpla con una serie de requisitos necesarios a la hora de trabajar. Que responda. Y nos hemos dado cuenta de que es algo que no se puede descubrir a medio camino de una colaboración. Como nuestra relación con los ilustradores nace con la intención de que sea muy larga en el tiempo, es necesario que tengamos todos muy claro que tenemos la misma forma de responder profesionalmente. Es como un matrimonio (se ríen). Hay que convivir y entenderse. Tenemos que respetarnos mutuamente. El ilustrador debe comprender que cada uno tenemos una función y nuestra forma de hacer, y hay que respetarla y entenderla. El trabajo que nosotros abordamos es importante para él o ella y debe concebirlo así desde el inicio de la relación porque, de lo contrario, no funcionará. Y nosotros tenemos que ver que cumple. Se puede resumir en que esperamos profesionalidad, aparte del talento creativo, porque si no será muy difícil tener una carrera larga.

Y, luego, fíjate que tenemos ilustradores que son muy diferentes en su forma de ser pero, sobre todo, en sus intereses. Unos buscan volumen de trabajo, otros persiguen proyectos más escogidos… Nosotros respetamos esto, aunque debemos saberlo desde el principio para ir enfocando bien nuestra labor, por lo que es básico hablar y tener confianza.

Queremos tener una relación cercana con nuestros ilustradores. Por eso es importante no tener un gran número de representados en nuestro portafolio, es un concepto muy diferente a las agencias anglosajonas. Nosotros sabemos cuándo es su cumpleaños, cómo se llaman sus hijos, etc. Nos preocupamos los unos de los otros y buscamos el trabajo en equipo.

Ilustración de Álex Herrerías. Representado por Pencil Ilustradores.

Los ilustradores que empezamos siempre creemos que conseguir un agente nos solucionaría la vida, ¿es así? Muchos se aventuran nada más empezar a intentar llamar la atención de alguna agencia. ¿Cuáles creéis que deberían ser los requisitos necesarios que deberíamos cumplir antes de plantearnos buscar agente?

Hace falta algo de maduración personal y hay que pararse a reflexionar hacia dónde se quiere ir. A veces cuesta abstraerse de uno mismo y ver dónde puede encajar mejor nuestro trabajo. Una vez hecho eso, preparar un portafolio acorde a esa decisión. Y esa es la tarjeta de presentación tanto para una agencia como para cualquier otro cliente.

¿Normalmente vosotros sois los que buscando, encontráis ilustradores que os llaman la atención, o suele ser al revés y son ellos los que contactan con vosotros?

Las dos cosas, la verdad. Creemos que es importante, sobre todo ahora que hay tantos ilustradores, sentir cómo alguien se vuelve cercano. Hacerse visible. Cuando coincides en un evento o en ferias, o le pones cara en Facebook, se vuelve más cercano que si recibes un email anónimo y no sabes quién es. Ver cómo trabaja una persona es muy importante. Lo hablábamos antes. Y eso no lo puedes ver en Facebook o en un email. Cómo es, cómo se comporta… Poco a poco, coincidiendo, haciendo alguna colaboración puntual o incluso siguiendo su trayectoria, podemos ir viendo cómo reacciona y como responde. Al final, conocerse en persona, en un mundo tan tecnificado como este, nos ayuda porque ese factor humano es como cuando ves un original: no es lo mismo ver una reproducción impresa o en el ordenador que contemplar un original. Ocurre lo mismo con las personas. Pero nos sucede a nosotros también, eh. Porque los editores -e incluso los ilustradores- oyen hablar de una agencia y se hacen su idea de cómo podemos ser que luego no tiene nada que ver con la realidad. Así que el vernos en persona hace todo el trato más sencillo.

Por ejemplo, nos hemos dado cuenta últimamente de la importancia de que tu foto en Facebook sea reconocible porque, cuando coincides en algún sitio y te suena el nombre de la persona, recuerdas su trabajo pero no la reconoces. Y también pasa lo mismo con tu obra. Hay que intentar firmar siempre de la misma manera y mantener un mismo nombre si tienes varias redes sociales porque sino puedes confundir.

Ilustración de Felipe López Salán. Representado por Pencil Ilustradores.

¿Qué cantidad de emails de ilustradores soléis recibir? ¿Me podríais decir un número?

Hay flujos, la verdad. Pero ponle, redondeando, que más de 50 correos electrónicos al mes…

¿Y dedicáis mucho tiempo a revisarlos?

La verdad es que los revisamos todos e intentamos responder a todo el mundo, aunque no conseguimos hacerlo a la velocidad a la que los ilustradores les gustaría. A veces podemos tardar un mes o dos o más en responder pero precisamente porque queremos tener tiempo para revisar bien todo el trabajo que recibimos.

¿Y recibís muchos emails de ilustradores extranjeros?

Nos contacta gente de todas partes del mundo. Precisamente hace un rato comentábamos que nos acaba de llegar el correo de una ilustradora húngara. Recibimos de Irán, Europa, América Latina, Asia… de muchos sitios.

¿Soléis trabajar con ilustradores con poca experiencia profesional o solo con veteranos?

Sí, claro que trabajamos con ilustradores que están empezando. De hecho, eso es lo interesante, hacer ese camino juntos. Comenzar en la profesión e ir encontrando los proyectos que pueden ir haciendo crecer a ese ilustrador o ilustradora profesionalmente.

En 2004 o así (recuerda Sandra) me escribió un tal Gabriel Pacheco que me pedía que revisara sus ilustraciones… y fue un flechazo instantáneo. No había publicado nunca, y mira dónde está ahora. Estamos encantados de haber andado esa senda de la mano.

¿Cuáles creéis que son los mayores fallos de los ilustradores cuando contactan con vosotros?

Es sorprendente que, a día de hoy, aún no se tenga un buen portafolio. Un alto porcentaje tampoco cuida la forma de escribir, de dirigirse al destinatario, de procurar una correcta redacción o presentación… o, por ejemplo, recibir un correo masivo donde puedes ver que están escribiéndote a ti y a otras tantas agencias… o que te digan que han llegado a tu web por casualidad… La verdad, si yo estoy interesado en que alguien me contrate o quiera trabajar conmigo, no se me ocurriría decir algo así…

Otra cosa que le sucede sobre todo a quienes acaban de salir de escuelas o facultades, es que insisten mucho en el currículum reglado. ¡Eso es lo que menos importa en una carrera artística! Lo fundamental es que veamos su trabajo. Muchas veces nos cuentan que tienen un máster, que hablan varios idiomas… pero, en cambio, no tienen un portafolio adecuado o ni siquiera lo tienen.

Ilustración de Estelí Mesa. Representada por Pencil Ilustradores.

¿Y para vosotros cómo sería un buen portafolio?

Es la tarjeta de presentación de un ilustrador. En líneas generales, debe contener un número breve de imágenes bien seleccionadas. En un sentido práctico, es preferible adjuntar un único documento pdf que enviar imágenes sueltas. Ha de estar estructurado, resultar atractivo con un diseño cuidado y con la información y las referencias esenciales a la web o el blog, donde también se vea ampliado su trabajo.

¿Y en el caso del portafolio físico?

Tiene que ser práctico, sobre todo. Práctico para ti. Porque si lo vas a usar en una reunión o en una feria, donde dispones de pocos minutos para mostrar tu trabajo, ha de ser una herramienta eficaz que sirva para enseñarlo de la mejor manera posible. Si quieres, puedes complementarlo con un obsequio con el que puedes impactar, hacer que sea divertido, etc. El objetivo, que se acuerden de ti.

Es importante que tengas varios niveles de portafolio. En primer lugar, ha de ser práctico, sencillo de mostrar y de ver. Después, según el interés que muestren, puedes llevar originales o algún proyecto personal que hable más de ti para ir ampliando material. Hay que detectar cuáles son tus fuertes y explotarlos, porque al final, aunque se agradece el buen gusto y que algo esté bien diseñado, lo que debe impactar es tu trabajo. Si te pasas dándole demasiada importancia al formato, puedes acabar desviando la atención de lo que es realmente importante.

El portafolio debe organizarse como una buena melodía. Tiene que tener un ritmo. Dentro de la diversidad debe de haber una coherencia intrínseca. Que después de una imagen fuerte vaya una que entone pero sea más sutil… Uno se da cuenta de cuándo una imagen que va detrás de otra tiene sentido, que ese orden es lógico. Y que, por supuesto, la última imagen deje un buen sabor de boca. Es el colofón.

Otro factor a tener en cuenta es el contexto. Si, por ejemplo, vas a una feria editorial, tienes que enfocar tu portafolio a ese escenario. Si te pones a enseñarle a un editor ilustraciones de publicidad, no podrá encajar tu trabajo en su sector.

Es cierto, es una inversión de tiempo y esfuerzo muy grande, pero merece la pena. Una vez terminado no servirá solo para una feria, sino para muchas otras ocasiones.

Por último, una vez terminado el portafolio, lo mejor es ponerte en el lugar del editor o del agente y preguntarte qué es lo que te gustaría ver en su lugar. Ponerte en su pellejo. Es una buena manera de evaluarlo y ser un poco más objetivo para conseguir mejorarlo.

Por favor, explicadnos por encima cómo funciona la relación agencia – ilustrador en términos de contrato

En el momento en el que un ilustrador empieza a trabajar con un agente, tiene que ser consciente de que desde ese instante el agente se ocupará de una parte de las funciones que solía realizar el ilustrador, es decir, buscarle trabajo, promocionarlo, desarrollar toda la parte comercial, gestionar la facturación, preparar el portafolio, etc. Las obligaciones de cada una de las partes se recogen en el contrato. Y la representación es en exclusividad, con los límites geográficos o sectoriales que se acuerden, a menos que se pacten excepciones, por ejemplo, sobre determinados clientes.

En Pencil no cobramos por las tareas diarias que realizamos sino un porcentaje de los trabajos concretos que conseguimos a los ilustradores. El porcentaje de las agencias, en general, oscila entre un 20% y un 30%. En nuestro caso es un 25%.

Ilustración de David de las Heras. Representado por Pencil ilustradores.

¿Y si un cliente y un ilustrador se ponen en contacto por su cuenta, existe la posibilidad de hablarlo con vosotros y llegar a un acuerdo?

El ilustrador le comunica al cliente, incluso cuando le ha contactado directamente, que la parte de contrato, facturación… es gestionada por la agencia. No nos interponemos en la relación creativa entre el cliente y el ilustrador. De hecho, creemos que enriquece y mejora el proceso de trabajo y es muy beneficiosa por ambas partes.

Y, aunque comentáis que no os metéis en la relación entre ilustrador y cliente, ¿existe alguna ocasión en la que participéis del proceso creativo del proyecto?

Muchas veces solo nos avisan cuando hay problemas. Cuando todo va bien no tenemos muchas noticias (se ríen). Aunque también hay ilustradores o editores a los que les ilusiona hacernos partícipes de cada nuevo paso, de cada nueva ilustración, y es de agradecer porque es la parte más hermosa de nuestro trabajo.

En el tema creativo normalmente no nos metemos pero, desde la agencia, también desarrollamos proyectos propios y ahí sí que hay una cierta dirección por nuestra parte y un acercamiento al proceso de trabajo.

Normalmente, ¿Con qué tipo de plazos soléis trabajar? Porque los ilustradores estamos obsesionados con las prisas y con resolver un trabajo rápido, pero es verdad que tener tiempo para madurar una idea o una ilustración puede convertir un buen trabajo en extraordinario… ¿qué opináis?

Depende. A veces hay un calendario muy rígido desde el inicio del briefing, otras veces es más flexible. Hay ocasiones en las que el ilustrador necesita más tiempo y nos lo comunica para que nosotros lo hablemos con el cliente y veamos cómo resolverlo… Lo bueno de esa relación de confianza con nuestros clientes es que, en muchos casos, podemos anticiparnos a una serie de condiciones muy concretas que requieren. Algunos son muy estrictos, otros cuentan con un colchón de tiempo. O si sabemos que el ilustrador suele necesitar tiempo, lo advertimos para que luego no surjan sorpresas y poder negociarlo todo de la mejor manera y desde el principio.

¿Qué mercado consideráis más interesante y floreciente ahora mismo?

América Latina está desarrollando su propio mercado editorial y es interesante. La panacea siempre son EEUU, Inglaterra… porque son un mercado muy grande, donde se respeta mucho a la ilustración y cuenta con mucha demanda. Pero también es muy difícil penetrar en esos países.

Ilustración de Cecilia Moreno. Representada por Pencil Ilustradores.

¿Creéis que es sencillo para un ilustrador, de forma individual, desarrollar su carrera y conseguir encargos fuera de España?

No lo creemos sino que es una realidad. Hay muchos ilustradores extranjeros que, por su cuenta, han tenido éxito y también ilustradores españoles han triunfado en otros países. Es verdad que el mercado anglosajón es otra historia, porque todo se hace a través de agente. Pero, en el resto del mundo, no es necesario.

¿Cómo nació en vosotros esa inquietud por participar en la formación del ilustrador y gestionar o participar en eventos culturales?

Es que amamos la profesión. Surgió como algo natural. Nos apasiona el mundo editorial y nos encanta la ilustración. Somos culos inquietos y nos gusta ir más allá. Hace un tiempo descubrimos necesidades o dudas recurrentes. Pensamos que nos beneficia a todos contribuir a esa formación. Cuando la agencia empezó a organizar actividades en torno a la ilustración, jornadas profesionales, tanto para el público en general como para ilustradores o editores, había muy poquitas actividades de ese tipo en España. Hubo un boom posterior.

Además es una manera de posicionar a la ilustración en el ámbito cultural, como una manifestación artística más, que tenía que sacarse de las sombras en las que estaba. Profesionalmente, todas las jornadas y encuentros que están poniéndose en marcha contribuyen a que la gente del sector sea más competitiva y amplíe su formación.

(Sandra le dice a Ángel que diga la verdad…) Bueno… en realidad es una excusa para reunirnos, cenar, viajar, conocer gente, culturas… (se ríen).

¿Qué significa internet para vosotros? ¿Para vuestro trabajo?

Es nuestro oxígeno. Menos mal que cuando nació la agencia ya existía Internet porque nos permite estar en contacto con todo el planeta sin tener que movernos de Valladolid. Ahora mismo ya no hay ninguna diferencia entre estar en un sitio o en otro. Con los clientes, por lo general, te ves en reuniones o visitas de negocios, presentaciones, ferias… y con eso es suficiente. Nuestros ilustradores viven cada uno en su hogar en diferentes lugares…

¿Intentáis crear momentos de encuentro con vuestros clientes o con los ilustradores? ¿Buscáis la manera de reuniros en persona?

Sí, sí. Como decíamos nos encanta el contacto con la gente. Lo fomentamos siempre que podemos. Desde hace unos años, por ejemplo, aprovechamos que muchos coincidimos en Bolonia para organizar una cena de la agencia con nuestros ilustradores de otros países que van allí.

Este año fue Gabriel Pacheco. Nos decía que iría relajado porque no tenía nada previsto pero, inocente, nosotros ya le habíamos organizado reuniones con varias personas (se ríen) para que conociera, sobre todo, a los editores con los que había trabajado. Siempre intentamos hacer coincidir a los ilustradores con los clientes con los que han trabajado, porque en muchos casos los clientes realmente admiran su trabajo y para ellos es un momento especial que les ilusiona.

Ilustración de Diego Fournier. Representado por Pencil Ilustradores.

Y por último, un consejo general para los ilustradores que estamos empezando a incorporarnos al mundo laboral

Es una profesión en la que lo más importante es la vocación y la pasión. Eso es algo irrenunciable. Cuántas veces oímos “yo dibujo y creo que no podría haber hecho otra cosa” o “es lo único que sé hacer…” Hay que recordar siempre lo afortunados que somos trabajando en nuestra vocación. Ningún trabajo es satisfactorio por completo pero, hasta en los peores momentos, uno debe recordar la suerte que tiene de dedicarse a aquello que le apasiona. Lo importante es disfrutar en el proceso.

Un consejo, aparte de desarrollar ese don creativo es necesario esforzarse en completarlo con esas otras cuestiones imprescindibles para ser un buen profesional. Sumando ambas facetas nos resultará más fácil conseguir que el trabajo que nos apasiona, además, se convierta en nuestro modo de vida. Es lo fundamental.

Recordemos que cualquier profesión es una carrera a largo plazo, para lo bueno y para lo malo. Es importante tener en cuenta que es un recorrido, que tendrá sus altibajos, sus montañas y sus llanuras, pero lo importante es que estamos andando. Hay que intentar definir una estrategia y reflexionar por qué ilustradores que no son muy punteros gráficamente han conseguido mucho éxito y, en cambio, otros mucho mejores no lo han logrado… Hay que buscar esa ecuación de éxito con mucha perseverancia y creer en uno mismo.

Entrevista realizada vía Skype, grabada y transcrita posteriormente. Año 2014.

Sandra López y Ángel Domingo

En conjunto forman “Pencil Ilustradores”. Son la primera agencia específica para ilustradores creada en España. Desde el año 2000, representan a artistas de diversos países, reconocidos por los más prestigiosos galardones y certámenes internacionales del sector, con trabajos publicados en Europa, América y Asia. Su objetivo prioritario es que artistas, agentes y clientes formen un equipo del cual obtener resultados que beneficien y satisfagan a todas las partes por igual.

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