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Entrevista al ilustrador Javier Zabala

¿Cómo fueron tus inicios y los primeros encargos?

Los encargos de mi generación no tienen absolutamente nada que ver con los de la generación actual. En mis inicios no se hacía libro ilustrado que no fuese de bolsillo y aquel que se hacía se les daba a las personas que ya estaban consolidadas. Estas personas de la primera generación, que eran poquísimas, pertenecían al boom que hubo en los años sesenta y setenta de la ilustración en España. Como no había internet, cogías las páginas amarillas, buscabas las editoriales y te ibas con tus carpetas. Ahora ya no se hace así, creo que primero envías un email, pero cada una de las formas tiene sus ventajas. En persona importan las expresiones, la voz… aunque también la cagas más. Yo cuando hago cursos siempre lo digo: “cuando vayas a un editor no hables, o habla lo menos posible, lo que digas tiene que transmitir seguridad, lleva los trabajos que te gusten y si no te gustan pues no los lleves, pero ve seguro defendiendo lo que llevas”.

Yo estuve como un mes yendo a editoriales, y un día me dieron un libro por la mañana y otro por la tarde, siempre de bolsillo, pero eso era ya una cosa excepcional, fue un éxito total porque había gente que llevaba cuatro o cinco años y sólo le habían dado libros de texto, que es de lo que más se hacía en aquella época y de lo que vivíamos en general. Pero eso ha cambiado mucho, ahora la oferta está mucho más diversificada, aunque también había menos profesionales que ahora.

No había mucha tradición de venta al extranjero, sin embargo la Feria de Bolonia fue el sitio donde algunos pocos profesionales españoles nos dirigimos, y como no había trabajo en España pues nos fuimos a buscarlo fuera. La mayor parte de mi carrera en cuanto a libros de literatura la hice fuera, fueron como ocho o diez años. También he trabajado en España, pero en ese tipo de trabajos se me reconocía más fuera que aquí.

¿Conseguiste contactos en la Feria de Bolonia?

Sí. Conocí a algunos, españoles, más mayores que yo y que ya estaban ahí. Pero da igual que sean unos u otros, al final uno tiene que darse cuenta de cuáles son las cosas importantes en la profesión y decidirse a hacerlas. En esa época era bastante complicado por el coste de los desplazamientos.

¿Cuándo empezaste fuiste encadenando encargos o tuviste que compaginar con algún otro trabajo?

Pues sí, tuve que compaginar, porque al principio haces algunas cosas bien y otras mal, también ahora la gente es más profesional, porque los primeros libros de mi generación era una mierda todos. Hoy en día hay un montón de posibilidades, escuelas de diseño, cursos… Yo cuando empecé no existía la ilustración de una manera explícita, uno se tiraba a la piscina esperando que estuviera llena. Antes de la incorporación de España a la Unión Europea todo el diseño, la ilustración, y la fotografía estaban muy poco insertados en el país, todo era muy gris. Un jovencito que empieza ahora sabe que hay una profesión, entonces no se sabía. Veías libros dibujados y pensabas que eso lo tendría que hacer alguien pero no sabías muy bien si lo hacían aquí, en Estados Unidos, en Francia… Pero como alguien dijo: “La ilustración no la eliges tú, te elije ella a ti”.

¿Hoy en día te preocupas mucho del tema de la autopromoción?

La página web que tengo ahora mismo es la primera que he tenido en toda mi vida, así que te puedes hacer una idea. Y la primera tarjeta profesional que tuve la hice hace dos años. La autopromoción indirecta a mi no me interesa mucho, a mi me interesa más el cara a cara. He estado más abierto a ir a ferias y salones y tener contacto directo con las editoriales, porque además tampoco he tenido tiempo para dedicarme a la autopromoción. A pesar de ello, yo soy partidario de la autopromoción, pero no de cualquier manera, porque conozco casos de gente con cuatro blogs, y ¿para qué tantos?, me parece contraproducente.

Cuando estas empezando lo que produces no es de la mejor calidad, excepto los casos de algunos portentos, por lo que no debes promocionarte enfocándote en la cantidad de información que muestras sino en la calidad. Tienes que ser cuidadoso, igual que cuando haces un book. Yo los books me los curraba mucho, era fundamentalmente a través de ellos y de las conferencias donde yo me he promocionado. Yo he ido haciendo conferencias por medio mundo, pero lo normal es que cuando tu vas allí ya se te conozca, porque cuando tú haces un libro, al acabarlo él empieza a hacer su propio camino. Al final la mejor promoción es tu trabajo, porque el trabajo manda, y según sea la calidad así será la imagen que estarás promocionando.

Cuando te quedas sin encargos, ¿Tienes algún sistema o estrategia para volver a ponerte en marcha y recuperar o adquirir nuevos contactos?

A mí, por diversos motivos, no se me ha dado esa circunstancia nunca. Yo creo que la clave está en tener bastantes intereses profesionales, diversificar las fuentes de ingresos, derechos de autor, cursos. En concreto, yo entiendo por intereses las cosas que valoro de un trabajo: 1- Lo que pagan, 2- Si es bueno para tu promoción, fíjate si la tengo presente y 3- Si es bueno para ti personalmente, como ilustrador, como artista, como profesional, si te apetece, si te aporta algo.

Cuando las tres cosas se dan es perfecto. Hay veces en las que también tienes que pensar en los tres factores en conjunto, y ver sí te compensa cómo están repartidos en una oferta de trabajo, porque se dan casos, por ejemplo, en los que puedes cobrar poco o nada pero promocionarte mucho o en un nuevo lugar.

¿Crees que ahora que está la situación un poco más complicada por el volumen de ilustradores que sale y por el estancamiento del mercado, es el momento de abrirse y expandirse?

No está más estancado que cuando yo empecé, desde mi perspectiva por lo menos existe, cuando yo empecé simplemente no existía. La diferencia es que hay muchos más ilustradores que antes pero buenos, y que sobresalgan, no hay tantos. A mí me da la impresión que ésta es una profesión en la que sólo pueden vivir bien unos pocos. Yo que llevo haciendo cursos siete u ocho años tanto para gente española como extranjera, te puedo asegurar que es complicado que no se detecte o se deje escapar a una persona que va a llegar lejos. Aunque el trabajo siempre es importante, la diferencia que establece el talento es en cuanto a la capacidad de aprendizaje, sobre todo en la rapidez del aprendizaje. Una persona con talento generalmente aprende más deprisa que una que no lo tenga, pero eso no implica que la que no tiene talento no pueda llegar, simplemente lo tiene que suplir con trabajo. Seguramente llegará antes la persona que más y mejor trabaje, porque normalmente la gente con talento se duerme en los laureles.

¿Has notado al trabajar fuera de España mucha diferencia con respecto a la manera de trabajar aquí?

Un editor francés me dijo una vez que durante los años setenta y ochenta se habían empezado a buscar novedades al norte, centro y al este de Europa, y que a partir de principios de siglo las novedades más interesantes suceden en países meridionales como España e Italia. Es curioso que me dijera esto un francés, siendo, en mi opinión, Francia junto a Japón uno de los mejores mercados. Esto quiere decir que nosotros hemos tenido un cambio no sólo cualitativo, porque es España siempre han habido ilustradores buenos, sino que en la actualidad producimos tendencias.

¿Cuál es el tipo de trabajo que más has realizado en los últimos dos años?

Lo que más he realizado son libros.

 

¿Y has hecho algún otro tipo de trabajo que te haya resultado interesante?

Cuando empecé hice publicidad. Pero la publicidad no me gustaba nada porque te marcaban mucho y eso a mí me limitaba. Ganas mucho más, pero también es un trabajo mucho más dirigido y eso no me gustaba. También hice algunos dibujos animados, pero fue un trabajo que me aburrió profundamente. Aunque ahora el trabajo con dibujos animados es diferente. Por otro lado también he hecho frescos y me parece una cosa más divertida. Ahora me voy a Polonia a hacer uno con otros artistas.

¿Tú ya tenías experiencia en el tema de los frescos?

Pues no, aunque cogí el interés de los que fueron para mí mis maestros, que eran checos y polacos, y ellos a su vez lo habían cogido de Italia. He hecho varios cursos en Italia de una semana con un maestro frescante, y luego aquí en España he experimentado un poco por mi cuenta, pero como aquí no hay albañiles que sepan del tema, pues tenía yo que hacer también de albañil.

Pero es un poco complicado porque necesitas materiales que aquí no hay, por lo que te toca fabricarlos a ti. Allí lo tengo más fácil porque los muratori son especialistas, son albañiles que además pintan. En realidad yo aprendí viendo pintar a los albañiles ya que el maestro no pintó jamás. Este es un asunto que aparece mucho en los cursos, en forma de polémica sobre si deben enseñar técnicas en los cursos o si no se deben enseñar porque se puede pegar mucho el estilo del profesor. Yo personalmente en mis cursos si enseño técnicas, pero porque creo que las influencias son inevitables, están incrustadas en la propia técnica que a su vez ha pasado por otras manos, y ha sido construida y reconstruida por diferentes artistas. Somos parte de una tradición larga, todos tenemos referentes aunque no lo sepamos o lo queramos reconocer. Yo creo que la clave está en metabolizar el trabajo de una persona y hacerlo tuyo, y eso conlleva un proceso y un tiempo de búsqueda.

¿De dónde crees que viene el miedo de aquellos que no quieren enseñar técnicas?

Yo creo que la persona que tiene talento de verdad no tiene ese miedo. Si hay miedo no hay tanto talento. Es como si un músico no quiere enseñar las siete notas musicales porque cree que van a hacer mejor música que él. Yo creo que tú puedes desmenuzar a cualquier pintor para conocer sus influencias, pero eso no tiene por qué opacar su sello personal. Todo el mundo tiene sus influencias aunque unas estén más escondidas que otras. Lo mejor desde mi punto de vista, es mezclar, para que no se te pegue mucho de una persona sólo. Creo que los ilustradores no deberían tener influencias de otros ilustradores, sino de pintores, de fotógrafos, de escenógrafos, de escultores, del teatro, de la danza, de la ópera, de la televisión y del cine.

¿Crees que la búsqueda de estilo como algo ajeno al encargo se puede convertir en una limitación? ¿Te preocupaste mucho al principio de buscar ese estilo con el que te sintieras identificado o fue algo natural?

Yo reconozco que me preocupé mucho, pero cuando me dejé de preocupar salió mi estilo. Así de fácil. La mejor manera de no tener éxito es ir a buscarlo. La mejor manera de no ser original es buscar la originalidad. Es como la huella digital, cada uno tiene una distinta. El hecho de ser tú ya te está haciendo distinto, lo que tienes que hacer es buscar dentro de ti cuál es la diferencia, de tus facetas múltiples. La originalidad está en ti mismo, no hay que buscarla en otro lugar. Sale de ti aunque lleve muchas influencias de información. Pero es que la información artística es importante, hay que conocer las técnicas.

¿Has trabajado siempre por encargo o también has dedicado tiempo a realizar proyectos personales?

Sí que he compaginado, y cada vez hago más proyectos personales.

¿Qué opinas de los libros digitales?

Yo creo que el libro digital es algo que está ya en vanguardia, es el futuro sí o sí, pero no creo que acabe con el libro impreso de calidad. A mí no me parece un mal proceso. ¿Por qué tienes que cargarte un montón de árboles para un libro de texto si lo puedes poner en un formato distinto? Y además es un mundo que está por descubrir todavía. También ha cambiado la manera de distribuir los royalties, la manera de vender, el precio de venta… aunque el libro digital según las predicciones tendría que estar más evolucionado, y sin embargo se ha retrasado muchísimo.

¿Crees que son las editoriales las que están frenando el proceso?

En este sentido las editoriales no tienen ni idea de lo que está pasando con ese campo. Yo las iniciativas que estoy viendo, más allá de editoriales pequeñas que se interesan por el tema, parten de las propias plataformas de venta de aplicaciones. Yo estoy trabajando ahora pasando un libro de papel a aplicación y los porcentajes que se manejan ahora son mucho mejores que los de antes. Yo creo que la diferencia está en que los medios de producción están muy accesibles para el autor, y esto le da al autor más autonomía e independencia respecto a las editoriales al uso, ya que te evitas gastos de almacenaje, gastos de papel, gastos de imprenta y gastos de transporte. Y entre las distribuidoras como ahora son más globales pues hay más competencia. También puedes distribuir tu trabajo por las redes sociales pero tiene que ser a un precio razonable, no puedes vender una aplicación por el mismo precio que un libro. Hasta que no se democratice el uso de dispositivos como las tabletas no va a producirse el boom total de los ebooks. Además el ebook aún presenta un problema con respecto a la ilustración, y es que funciona con una tinta digital especial que hoy en día no existe en color, no tiene iluminación, un ebook no se ilumina, tampoco existe la doble página que es importante para la ilustración.

 

A mí lo que me pide el cuerpo ahora es ampliar las posibilidades, diversificar, porque odio los ilustradores cuyo segundo nombre es el género en el que se han especializado. Yo llevo 25 años haciendo libros para adultos y me siento muy a gusto y me divierto, pero ahora estoy haciendo libros infantiles y aunque me ha costado entrar me divierto también.

¿Un consejo para los ilustradores que empiezan?

Les aconsejo que cojan cada proyecto como si fuera el más importante que van a hacer en su vida, que se diviertan al hacer el trabajo, que no tengan grandes expectativas, porque si no las tienen todo irá mucho mejor, y que busquen las oportunidades en las ferias. Cualquiera que vaya a una feria por la noche se relaja, y aunque no es conveniente ir con la carpeta debajo del brazo, es importante aprovechar las cenas que se organizan, y saber idiomas. Insistir, hacerlo bien, y que te guste tu trabajo son cuestiones fundamentales.

Entrevista realizada telefónicamente, grabada y transcrita posteriormente. Año 2015.

Javier Zabala

Nacido en León (España) en 1962, es el ilustrador español con mayor proyección internacional en el sector del libro ilustrado. Estudió diseño gráfico e ilustración en las Escuelas de Artes de Oviedo y Madrid respectivamente. Ha trabajado para publicidad, revistas y dibujos animados, pero su mayor éxito ha venido de la mano de sus más de ochenta libros ilustrados, en algunos de los cuales también es autor del texto. En la actualidad buena parte de su actividad profesional la desarrolla como profesor, impartiendo cursos y conferencias por todo el mundo.

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