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Entrevista al ilustrador Álvaro Laura

¿Por qué decidiste ser ilustrador?

Antes de empezar a estudiar artes ya hacía fotos y vídeos de mi y mis amigos patinando. Cogía dos reproductores de video, los conectaba y los montaba metiéndoles música, hacía coincidir los tiempos… Todo eso en el año 89-90. Con cámaras y vídeos prestados. Era muy rudimentario todo. Por aquel entonces no me interesaba tanto la ilustración. Dibujaba como algo natural. Tenía algunos cómics que un amigo robaba para mí. En casa no había un duro.

Cuando iba al instituto me costaba atender en clase. Quería prestar atención, pero algo fallaba y yo mismo me preguntaba el qué. Hacía los carteles de las fiestas del instituto y cualquier otra cosa para la que se necesitase a un dibujante. Un día una profesora de ciencias me pidió que dibujara una cosa para su sobrina. Pero que lo hiciese durante la clase. Así mientras dibujaba no molestaba. Cuando acabó la clase, le di el dibujo y me pidió que me quedara para hablar con ella. Me habló de la Escuela de Arte y de que estaba perdiendo el tiempo en el instituto. Yo no tenía ni idea. Nadie de mi entorno sabía que lo que yo hacía se podía desarrollar, estudiar, que tenía salidas laborales…

Así que una vez estuve en la escuela de arte fui picoteando un poco de todo. Luego estuve intentando entrar en Bellas Artes en Salamanca, y al segundo intento como no pasaba la prueba de acceso, empecé Gráfica Publicitaria. Empecé en Salamanca porque me habían comentado que Paco Espinar, el profesor de fotografía, era realmente bueno. ¡Y era verdad! ¡Gracias Paco! Allí ya me metí en el tema de diseño gráfico, con los ordenadores por en medio, que es lo que a esa edad me llamaba más la atención. Conseguí entrar en Bellas Artes, más por cabezonería que por interés, y allí pasé 5 años… raros…

Como estudiante me quejé mucho de los estudios, de los profesores, de los compañeros de clase… de todo. Al final me he quedado con los momentos buenos, pero los estudios en general fueron un desastre y una desazón terrible. (lo que no eran los estudios fue la bomba, eso sí…) Aún así, algo que cambió radicalmente mi perspectiva fue conocer a Miguel Ángel Fernández Pacheco, mi profesor de ilustración e insigne ilustrador y escritor. Me siento muy afortunado de seguir en contacto con él después de tantos años. Él me dio el empujón definitivo pero también me alertó de los peligros de este mundo. Ahora sé que tenía toda la razón.

Cuando acabé me di cuenta de que lo que yo quería hacer realmente era contar cosas, y que la ilustración para mi podía ser lo más accesible, porque para todo lo demás necesitaba demasiados medios. De aquí que le tenga mucho aprecio al ordenador. Era lo único que me podía permitir pero me daba todo lo que necesitaba.

¿Cuáles fueron tus primeros trabajos y cómo empezaste a conseguir continuidad en los encargos? En tu caso, ¿Fuiste directamente a buscar clientes, elaboraste un proyecto personal, hiciste prácticas? En definitiva, ¿cuáles fueron tus primeros pasos para introducirte profesionalmente?

Llegué a Madrid con la carpeta debajo del brazo y mucho miedo. Ya no podía permitirme estudiar más. El caso es que caí bien en los sitios por los que me moví. Mi portfolio gustó. Se me da bien hablar con la gente, y esto es parte importante de ser un profesional. Me impuse trabajar sólo en temas culturales. Hoy en día, aunque me gustaría ir por ahí, ya no soy tan estricto.

Mi portfolio era una mezcla de todo lo que había probado en la universidad. Ilustración, diseño, fotografía, mil estilos diferentes… Esto me ayudó a encontrar trabajo pero me invisibilizó como autor. Hice un montón de cubiertas para la editorial Bruño. Resolvía lo que se me presentase por delante, desde el diseño de cubierta e interiores hasta el arte final y mandarlo a imprenta. Era un estudio unipersonal, aunque creo que abarcar tantas responsabilidades no es buena idea.

La gente me iba recomendando, y así fue como llegué al Area de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid, lo cual nunca se me hubiera ocurrido. Ha sido el lugar que más trabajo me ha dado y el que más me ha hecho sufrir. Eran proyectos de desarrollos muy complejos. Había mucha gente con poder de decisión, muchas personas que habían de alinearse, mucha responsabilidad, mucha exposición, poco tiempo…. y yo no tenía suficiente experiencia como para gestionar esas situaciones.

Al final en todos los trabajos yo era un mandado con poco que decir sobre el trabajo final. Y el resultado fue que mi portfolio fue perdiendo aún más sus señas de identidad. Mi ánimo empezó a decaer, ya que no me reconocía para nada en mis trabajos. Ahora lo entiendo mejor y soy capaz de ver que gran parte de lo que hacía entonces tenía una calidad más que razonable (especialmente mis últimos trabajos para el Ayuntamiento) Este es el día a día de la profesión, y es la realidad de las agencias de comunicación todos los días.

En las agencias, la mayoría de proyectos que dan de comer a la gente que trabaja allí no suelen ser los más excitantes.

Lamentablemente apenas se ven proyectos interesantes en el día a día. Los ves en las revistas de diseño, en publicaciones digitales, pero apenas los ves en la comunicación que te encuentras todos los días. Esto no es porque en las agencias no haya diseñadores capaces. Y no hablemos de los ilustradores, que estarían practicamente desaparecidos si fuera por iniciativas autogestionadas y pequeños trabajos de bajo presupuesto y mucha libertad.

¿Te planteaste en aquel momento intentar trabajar en alguna agencia o estudio de diseño?¿Te planteaste continuar como diseñador?

Al principio sí, pero como empezaron a caer cosas como autónomo, decidí seguir por ese camino.
De todas formas es importante que alguien te enseñe la profesión, que es algo que no te pueden enseñar en las escuelas. Que te enseñen cómo se trabaja y como se afrontan las dificultades.

Por eso no estoy seguro de qué habría sido mejor, si trabajar en una agencia primero o hacer como hice, que fue lanzarme al vacío desde el principio. Estoy seguro de que en mi decisión también perdí la posibilidad de aprender de gente con más experiencia. Aunque también sé que haber empezado por ahí podría haber matado mi iniciativa a la hora de insistir con la ilustración.
No veo tanta diferencia entre un ilustrador y un diseñador tal y como yo lo entiendo.

¿Qué tipo de trabajo es el que más haces? ¿O haces cosas muy heterogéneas?

Hay que trabajar constantemente sólo para mantenerse. Así que no rechazo prácticamente nada, aunque sólo enseño lo que más se relaciona con lo que quiero hacer.

Pero aún así no salgo de pobre. A mí me caen dos trabajos gordos durante el año que son los que hacen que no viva en la calle y luego todo lo demás que pueda conseguir es lo que me va acercando a un trabajador normal. Este año la cosa va bien, pero ya te contaré al final…

Cada cierto tiempo quito de mi web lo que no quiero seguir haciendo y pongo cosas nuevas que me han dejado satisfecho. Quitar me tranquiliza más que poner y poco a poco voy ganando en homogeneidad.

El objetivo es que me pidan sólo lo que está en mi página web. Y este año en particular me lo están pidiendo bastante.

¿Sueles trabajar más para editoriales?

No, para nada. Yo del tema editorial de revistas y libros me había ido alejando, aunque ahora me están llamando de sitios interesantes. No me interesa si no lo puedo hacer como yo creo que debe de ser, y eso no suele pasar. Si ves las ilustraciones conceptuales que tengo en mi página web, eso es lo que yo considero un trabajo editorial bien hecho.

Pero para mi es muy difícil porque me toma muchísimo tiempo. Y para esas cosas no lo hay. Hay poca gente que tenga capacidad para llegar a tiempo con calidad. Pero la hay.

Cuando te quedas sin encargos, ¿Tienes algún método para conseguir trabajos de nuevo? ¿Qué sueles hacer en esas situaciones?

Los encargos son lo que hago entre trabajos personales. Cosas que hago para mi (que nunca termino) y que me sirven para volver a tocar timbres. Según voy teniendo cosillas, voy mandándolas a la gente para que sepan que sigo vivo. Normalmente funciona.

También alguna ilustración suelta, que no sabes muy bien por qué la haces. Quizás para explorar caminos que no podrías durante un encargo. La subes a la web y a las redes sociales y de repente tiene una gran acogida y me empiezan a llegar mails. Esto me paso muy especialmente con la ilustración de los mods que tengo en mi web. De hecho, incluso me la plagiaron cutremente.

El plagio se ha utilizado cientos de veces en internet y el diario La Gaceta de Salamanca la imprimió. Estoy en litigios con ellos pero se hacen los sordos ¡Eh! ¡gente de La Gaceta! ¡Que no me he olvidado!

¿Dedicas mucho tiempo a la autopromoción? ¿Crees que es importante?

Muy importante. Una amiga ilustradora me comentó que había un tipo americano que dedicaba el 50% de su tiempo a mandar e-mails y correo postal para darse a conocer y que nosotros apenas hacemos nada. A mi me pasa algo curioso. Cuando llevo mucho tiempo sin recibir encargos, es salir por la puerta con mi portfolio y con las tarjetas para visitar a gente nueva y, de repente, llegarme un mail o sonarme el teléfono con un encargo gordo. Ya no sé ni las veces que me ha pasado. Pero estoy cansado de esa situación. No se puede vivir así. Yo aguanto hasta el último momento y cuando me veo en apuros y voy a salir por la puerta, ¡pum!, me cae algo. Pero un día puede que no caiga, y voy a tener problemas. De todas formas desde hace un tiempo me están funcionando muy bien Dribbble y Behance.

Aún así me sigue gustando mucho el ir a los sitios a ver a la gente con mi portfolio. Y funciona muy bien. Agradecen el contacto personal. Sólo he tenido buenas experiencias. Me han recibido y dedicado tiempo.

¿Qué opinas del mercado español de la ilustración en la actualidad? ¿Piensas que hay hueco para las nuevas generaciones de ilustradores que salen?

Hace tiempo que para mi el mercado ya no es un país. Ya no hay fronteras.

Hueco ha de haber siempre. Pero el pastel es tan pequeño que tienes que aportar realmente algo al negocio o no hay manera. (viéndolo siempre desde un punto de vista estrictamente profesional).

Otra tema es qué es lo que hay ahí afuera para un ilustrador. Un ilustrador novel puede pensar que no hay espacio para él, pero seguramente lo que le esté pasando es que no se explica cómo se puede estar pagando tan poco, como pueden ser las condiciones tan miserables y si esto será por lo que pasan sus ídolos (y seguramente así será).

¿Tienes o has tenido agente?

No, no tengo. Tenía algo así como una representante en Portugal, pero que no es exactamente eso ya que soy como un ilustrador asociado suyo. No formo parte de su plantilla de ilustradores. Luego hubo una agencia interesada de aquí, de Berlín, pero no llegamos a un acuerdo aunque hice algún trabajo con ellos. Reconozco que un buen representante que entienda tu línea te puede conseguir un montón de encargos que encajen contigo y además te quita el peso de tener que buscar tú los trabajos.

Se llevan un buen pico, pero la verdad es que compensa, porque también te posibilita trabajar con clientes muy buenos que sólo trabajan a través de representantes. Hasta el momento no me lo he planteado porque yendo por mi cuenta he ido tirando. Ahora que tengo un estilo más definido me lo estoy pensando más en serio. Pero no tampoco tan fácil que te cojan…

¿Has tenido alguna vez mucho éxito con el estilo particular que tenías en una época y a la hora de cambiar te has sentido un poco impedido o estancado?

No, porque aunque he cambiado mucho en mi vida como profesional lo que considero mi estilo lo tengo desde hace poco tiempo. Hasta ahora he estado picoteando mucho y también preguntándome si necesitaba un estilo. Mi único éxito es haber aguantado de ilustrador durante 10 años, que no es poco…

¿Crees que es necesario tener un estilo muy definido o crees que es mejor la versatilidad?

Ahora creo saber que es absolutamente imprescindible tener un estilo. En el plano profesional son todo ventajas: al cliente se le presenta un portfolio homogéneo con el cual él se hace un idea de qué es lo que puede obtener del ilustrador, así que no hay sorpresas al final. Es más fácil recordarte y reconocerte entre otros ilustradores. A su vez, ayuda a crear un método que permita explicar al cliente el proceso de trabajo, las etapas, el tiempo necesario, las revisiones… Y este conocimiento permite facturarlo de manera más sencilla y controlada.

El estilo es (creo) algo así como una escalera que vas construyendo, que apenas tiene peldaños. Tu objetivo está arriba y los peldaños que pones son las etapas en tu estilo para llegar allí. Aunque no cumplan tus expectativas, en realidad te acercan más a tu objetivo.

Nunca vas a estar contento y satisfecho al 100%, pero creo que es es normal, porque la percepción que nosotros tenemos del trabajo de los demás es mucho menos exigente que la que tenemos con el nuestro. Pensamos que los demás sí han llegado al final de esa escalera, pero en realidad todo el mundo duda.

Ahora bien, como artista, fuera de encargos, yo no sería tan estricto con lo del estilo.

¿Le prestas atención a las tendencias o a las modas dentro de la ilustración y en el mundo del diseño?¿Crees que es importante?

Supongo que es inevitable. Antes le prestaba atención a las tendencias para no seguirlas (qué iluso…) Ahora que estoy más o menos en mi sitio y que sé por dónde voy, tengo que aceptar que hay cientos de ilustradores como yo. Supongo que soy parte de la tendencia entonces, pero esto quizás sea también que he encontrado a almas gemelas que comparten mis gustos. Esto también está bien.

Me ha pasado con ilustradores que admiro. Me parecían absolutamente novedosos y radicales cuando los conocí, pero con el tiempo he rastreado sus influencias y he descubierto que todos replicamos lo que nos gusta, lo modificamos, combinamos y reinterpretamos. Y es algo natural.

Pero volviendo a las tendencias, al final tienes que tener algo que tenga demanda. Si te pasas de especial, de extravagante, pueden pasar dos cosas: que tengas un éxito brutal o que nunca te consideren como una posibilidad.

¿Ahora mismo cuáles son tus inquietudes sobre la profesión?

Ahora mismo, encontrar estabilidad dentro de lo posible. Mientras no tenga eso no me puedo plantear nada más, porque es torturarme. Me he visto ya con el agua al cuello unas cuantas veces y no quiero volver a pasar por ahí. Así que mi objetivo es conseguir estabilidad, y eso es imposible al 100% porque este mundo de la ilustración es en sí mismo bastante inestable y ridículo.

¿Berlín es el primer lugar en el que has vivido en el extranjero?

Viví primero en Nüremberg. Me vine detrás de una chica, que es como se deberían hacer estas cosas. Ahora la gente deja el país por otros motivos. Espero que pronto volvamos a saltar fronteras sólo detrás de faldas y pantalones. Pero no me vine aquí por temas laborales, para expandirme ni nada de eso.

¿Notaste mucha diferencia con respecto al mercado español?

No te sabría decir. Como decía antes, mi mercado está formado por diferentes países y ya no pienso en local. Alemania no está más cerca para mi ahora como mercado porque viva aquí.

¿Sigues haciendo cosas para España también?

Como andan las cosas tan mal, no he he estado insistiendo mucho allí pero me llaman de vez en cuando. Me encantaría trabajar para Burgos por morriña. Pero como dije antes, ya no pienso a nivel local. Con internet ya no tiene sentido.

¿Los proyectos que has realizado en otros países los buscaste tú, te promocionaste o te han llegado?

Casi todo viene de mi página web y mis perfiles de Behance y Dribbble.

Pero también hay siempre algún amigo viajero en alguna agencia que me propone para algún trabajo.

¿En las agencias pedías cita previa o te presentabas sin avisar?

Pedía cita. Pero si en el mismo edificio donde tenía la cita había otras agencias, u otras revistas como en el caso de grupos editoriales, aprovechaba el viaje e intentaba que me recibieran. Normalmente funcionaba. No se lo tomaban mal.

¿Cómo gestionas todo el tema de facturación y de gestión económica y burocrática en otro país?

Es un horror, tanto en España como en Alemana, pero curiosamente me parece más sencillo aquí… Un gestor es parte de los gastos que un profesional autónomo debería de contemplar. El rollo de llevar uno mismo todos los papeles, aunque yo lo hago, es una pesadilla, y encima está hecho para que sea así.

Me había convertido en un experto no sólo sobre los trámites, sino también sobre cómo hacer funcionar la porquería del DNI electrónico. Ahora que estoy dado de alta en Alemania estoy intentando olvidar toda la sinrazón fiscal española.

¿Qué consejo le darías a la gente que está empezando?

No sé si tengo algún consejo concreto que dar, ni si soy la persona adecuada…
Pues que ser ilustrador es mas duro de lo que parece. No tiene nada que ver ser ilustrador profesional con ser un artista que crea su mundo aislado de las necesidades del día a día.

El ilustrador profesional tiene que trabajar mucho, mucho, mucho. Hay que dar muchos golpes al viento, te van a dar muchísimas patadas… Y aún así ya veremos. Como actividad profesional es un trabajo, no un refugio. Y no es un área laboral especialmente boyante, reconocida ni protegida.
Es fácil acabar Bellas Artes o salir de una escuela con un título bajo el brazo. Y creo que eso es una trampa. No hay que dejarse engañar. Apenas conozco ilustradores que puedan tener un plan de vida serio viviendo de la ilustración. Si no se es un mantenido, rico heredero, loco maravilloso, (¡o genio!), la cosa está realmente difícil.

Quizás encontréis actividades paralelas a la ilustración que os ayuden a encontrar la estabilidad y os dejen el tiempo necesario para llevar adelante vuestros proyectos. Ser profesor, acabar de director de arte en una editorial o agencia, trabajar como dibujante en un estudio de videojuegos… ¡incluso montar vuestro pequeño negocio!. La ilustración puede llevaros a lugares que no habíais planeado, así que sed inteligentes, estad atentos y sabed aprovechar las oportunidades que se os presenten aunque no sea como os lo habíais imaginado.

Fuera de los encargos, fuera del trabajo, ¡sed libres!. Los ilustradores sólo son imprescindibles si son libres.

Entrevista realizada por Skype, grabada y transcrita posteriormente. Año 2013.

Álvaro Laura

Ilustrador español mudado a Berlín, Alemania. Durante varios años trabajó como ilustrador y diseñador freelance para empresas de varios países. Además de su interés por estas disciplinas, siempre desarrolló una actividad creativa a través de la fotografía, la animación, los motion graphics, etc. En estos momentos se encuentra centrado en su nuevo trabajo en la empresa HERE de Nokia, como visual brand designer.

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