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Presentes que te iluminan

“Esta es la canción que me gustaría que escuchases mientras lees”

“Reflejos iridiscentes que hipnotizan mi alma, llenándola con un arcoiris de emociones difíciles de describir.

Regalos inesperados tan solo soñados tras una noche de Perseidas y meteoros fugaces llenos de deseos lanzados al Universo.

Resonancia de mis más románticos anhelos llegando a las alturas, traduciéndose en experiencias mágicas llenas de significado.

Un gesto tan pequeño y tan grande a la vez. Una persona que piensa en ti. Pequeñas grandes conexiones que trascienden lo cotidiano. Y una luz que ilumina y marca el camino a aquellos que se aventuran a la insondable oscuridad de lo inexplorado.

Un lugar en el que esconderse y soñar. En el que oler a mar. En el que descubrir un horizonte infinito. El rincón perfecto para espiar al mundo y hacer las paces con el cielo y el viento.

Recuerdos de aguas de antaño donde los hombres todavía respetaban la mar, temiéndola y amándola con cautela, deseando su amor y su misericordia con humildad y devoción.

Qué fue de las linternas del Mediterráneo, relegadas a una mera tradición marinera mantenida con más pesar que entusiasmo…

Seres extraordinarios son aquellos que velaron por la vida del navegante para asegurar su vuelta a casa. Guardianes insomnes de las luces que guían a los viajeros incansables. Vigilantes impertérritos de las costas más engañosas y traicioneras. Amantes comprensivos de una mar pasional y continuamente revuelta.

Y yo reconecto y me siento agradecida por este insignificante pero grandioso presente. Me lleno de luz. Miro más allá de lo que puedo ver y me dejo llevar por la brisa. Vuelo sin moverme de donde estoy y me siento afortunada por contemplar una realidad que se me antoja mágica y preciosa por su delicada perfección.

Atisbo el juego diario de fuerzas entre el sol y la linterna del mar, intercambiándose los papeles cada atardecer para alcanzar un consensuado empate.

Las superficies inmaculadas en constante movimiento atrapan los destellos del astro solar hasta la hora de ser ellas las reinas de la noche, y solo entonces sus espectaculares vidrios se transforman en la estrella que los humanos crearon para sentirse seguros en sus largas travesías.

Y un nuevo deseo recorre mis entrañas. Deseo seguir conociendo íntimamente a esta brillante estrella, tan intrigante y elegante, altiva y firme, para que me desvele en susurros los secretos más recónditos de su historia. Yo los cuidaré y los haré míos, y me las ingeniaré para poder comprender la cadencia única de su interior, a fin de sincronizar cuanto antes mi corazón al suyo, y contagiarme así de su increíble luz y su eterno y magnético compás.”

>> īo Bru

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