
Estás en el camino, y el camino está haciendo realidad poquito a poquito lo que imaginabas desde hace tiempo. Probablemente no a la velocidad que esperabas. O de la manera que imaginabas. Y aunque implica disciplina, y a veces dudas, miedo, confusión o sufrimiento, también implica decisión, amor propio, valentía, responsabilidad y disfrute.
Pero el disfrute es lo que más fácilmente olvidamos. Demasiado a menudo se eclipsa y se diluye porque dejamos que la cuesta arriba nos supere. En este proceso, en este camino, a menudo se nos olvida parar a tomar aire y disfrutar de las vistas. Demasiado a menudo solo vemos lo que nos queda por recorrer, en vez de girarnos y sorprendernos y celebrar todo lo avanzado. Encima, demasiado a menudo ponemos el foco en las otras personas que, como nosotros, están dando pasos con el mismo objetivo (o que ya los dieron en su día y ahora están donde tú querrías estar), y nos comparamos, sin darnos cuenta que sus circunstancias vitales y personales son completamente diferentes a las nuestras.
Así que quiero que mires atrás, y que veas todo lo que estás haciendo para construir la vida y la realidad profesional que quieres, porque entonces podrás ver y sentir claramente que ya estás viviendo esa vida imaginada. Porque el camino, el proceso, ya ES ESA VIDA. Así que date cuenta, reconócetelo, agradécelo y sobre todo disfrútalo.
Pueden ser pasos grandes o pasos pequeños, como haberte comprometido a dibujar un poquito todos los días y estar cumpliéndolo, o una vez a la semana, no importa. O haberte apuntado a un curso y estar haciéndolo. O haber creado un espacio en tu casa o en tu habitación para poder trabajar. O haberte creado una cuenta de Instagram para compartir lo que haces. O haber invertido en esas herramientas o materiales que necesitas, o en orientarte profesionalmente a través de asesoramiento y mentoring. O haber decidido empezar a crear tu portafolio de ilustración, o un proyecto personal, o acudir a un evento profesional, o empezar a llamar a puertas y dar a conocer tu trabajo…
Está claro que todos queremos llegar a ese punto en el que ya estemos viviendo al 100% de la ilustración, que nos lluevan los encargos de nuestros sueños y podamos vivir felices y comer perdices, pero la realidad no funciona así. Cada paso del camino, con su esfuerzo y su lado oscuro, y con su luz y su belleza, ya forman parte de esa vida que sueñas, y es fundamental que lo veas, lo sientas y lo disfrutes.
Porque tu mañana se alimentará y se construirá de tu actitud y tu trabajo de hoy, así que valóralo, siéntete afortunada, afortunado por tener la posibilidad de estar en este camino, vívelo a través de la alegría y el disfrute (esfuerzo, miedos, dudas, fallos y aprendizajes incluidos) y llegarás mucho más lejos de lo que imaginas.
¡A celebrar!