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Qué podemos hacer los creativos para navegar con éxito las complicadas aguas de esta crisis

Hola gente bonita y creativa. Gracias por estar dedicándome unos minutos en estos momentos tan extraños y turbulentos.

Escribir sobre este tema no es nada fácil para mi, y siento enormemente el peso de la responsabilidad por haber decidido hacerlo. De hecho en un primer momento no estaba nada inclinada a sumarme a la ola de contenidos referentes al coronavirus, pero en estos días he cambiado radicalmente de opinión. Ahora lo veo más necesario que nunca porque como estamos empezando a sospechar, este tema nos va a afectar a un nivel mucho más profundo de lo que somos conscientes a lo largo de los próximos años, y creo que es mi responsabilidad ayudaros a alzar la mirada más allá de lo que está pasando hoy.

Eso sí, os pido que no me leáis ni con tono alarmista ni creyendo que digo verdades absolutas. Es solo mi humilde opinión, y mi único objetivo es el de daros una visión que os pueda empoderar y os de recursos para avanzar con éxito. Desde la tranquilidad, la previsión y el sosiego.

Gracias por leerme.

Es curioso. La realidad en la que vivimos la mayoría de los ilustradores y los creativos en general ya conlleva un nivel de complejidad, de incertidumbre y de responsabilidad mayor que el de la media, y esta capacidad o entrenamiento que tenemos es genial para adaptarnos mejor a los momentos de crisis. En teoría debería resultarnos más sencillo gestionar todo lo que está pasando. Pero yo sé que en muchos casos no es así, si no al contrario, sobre todo en el caso de los que están empezando o haciendo la transición profesional hacia la ilustración u otra profesión artística o creativa.

En una realidad medianamente estable como la que teníamos hasta hace un mes, esas personas ya iban bastante al límite, forzándose a salir de la zona de confort y peleando para llegar más allá que la mayoría. Y eso desgasta mucho a todos los niveles, por lo que estoy segura que esta nueva situación os puede estar haciendo mucha más mella y generando más inseguridad y miedo que a la mayoría (personas asentadas profesionalmente, con más recursos o con trabajos por cuenta ajena). Por eso quiero colaborar aportando mi granito de arena para seguir facilitando el camino de todos en la medida de lo posible. 

Así que, que empiece la clase de navegación. Empecemos por conocer las aguas en las que nos movemos:

Vamos a plantear las cosas desde una mirada amplia, que lo englobe todo, aunque asuste, porque en estas situaciones es tan importante poner el foco en solucionar el ahora, lo concreto, como prestar atención a lo que viene, a lo global. Esta crisis mundial nos está condicionando y poniendo en jaque a nivel estructural, a nivel sociedad, a nivel de sistema, pero mucho más (aunque no lo sintamos tanto todavía) a nivel personal, relacional, profesional, económico y sobre todo a nivel ético y emocional. Esta es la realidad en la que nos encontramos inmersos. Y aunque por ahora el foco a nivel social y político esté puesto en evitar y posponer el contagio y la expansión de este virus para evitar que colapse el sistema, hay muchas más cosas removiéndose por detrás que se irán volviendo visibles, y sobre las que tendremos que decidir y actuar próximamente. 

Personalmente siento que este momento va a representar un cambio radical de paradigma, un punto de inflexión histórico a nivel especie, ya que el mundo jamás se había encontrado tan interconectado e interdependiente como hasta ahora. La crisis del coronavirus está obligándonos a actuar con rapidez pero al mismo tiempo a parar y a cuestionarlo todo. Todo lo que hemos construido a lo largo de nuestra historia reciente. Todo lo solemos dar por hecho. Esa es la mayor trampa de la cultura occidental (más o menos) privilegiada y acomodada en la que nos ha tocado nacer a muchos de nosotros. 

Por eso es fascinante que esta situación, que no ha dependido de un factor humano sino provocado por la Naturaleza, nos esté poniendo en una situación tan vulnerable, y volviéndonos conscientes de repente de la fragilidad del sistema y también de nosotros como especie. ¿Qué nos toca aprender de esto?

Las crisis son siempre oportunidades para replantear las cosas a mejor. Para hacer aprendizajes vitales necesarios. La Naturaleza nos ha puesto contra las cuerdas para que reaccionemos de una maldita vez, pero… 

Sí. Lo sé. Es mucho para absorber y asimilar, no quieres pensar en todo esto ¿verdad? Seguramente estarás preguntándote cómo puedo no hablar de la cantidad de muertes, de la gravedad y velocidad del virus, de lo doloroso y duro que será salir de esto, etc. 

Pues no lo hago porque creo que de eso ya se habla todo lo que se tiene que hablar, y porque también acepto a nivel personal que esto es lo que nos toca vivir, como dice una frase que me encanta y llevo tatuada “la mar en calma nunca ha hecho experto a un marinero (o a una marinera ;)”, y aunque me dolerá mucho ser víctima de las consecuencias de esta enfermedad (sean lo duras o leves que sean, me afecten a mi o a las personas que me rodean) tendré que seguir avanzando. Aceptando, aprendiendo y creciendo. La cosa va de no dejar que la tormenta te hunda el barco. 

Sé que no apetece pensar en estas cosas. Que ahora querríamos que nos dieran unas instrucciones sencillitas para superar a la mayor brevedad el caos y la incertidumbre que estamos viviendo y olvidarnos de todo lo demás. El problema es que creo que se nos vienen muchos otros retos globales de una envergadura similar a esta en el futuro próximo, una situación sin precedentes en la historia de la humanidad, por lo que veo fundamental empezar a asimilar que la incertidumbre será la única constante en el mundo presente y futuro, y que solo nuestro nivel de conciencia y responsabilidad, nuestra apertura mental y aceptación de las circunstancias y nuestra capacidad de adaptación serán las que marquen la diferencia entre hundirnos, sufrir y sobrevivir a duras penas a lo que nos venga o sobrellevarlo y navegarlo manteniendo un mínimo nivel de tranquilidad, control y bienestar.

*Recomendación: lee el libro “21 lecciones para el Siglo XXI” de Noah Harari, súper interesante para comprender la que se nos viene en las próximas décadas.

Históricamente venimos de una realidad que ha peleado por crear un sistema asentado en la estabilidad y el control, por dar una percepción de seguridad, comodidad, prosperidad y bienestar a las personas, un mar en calma, básicamente, y es por ello que nos hemos desacostumbrado demasiado (en unos países y culturas más que en otros) a lidiar con la incertidumbre, la incomodidad y la inseguridad. Nos hemos vuelto intolerantes a las tormentas y nos generan un malestar interno personal y social muy fuertes. 

Es esta es la gran razón por la que he decidido exponer una serie de reflexiones, consejos y sugerencias que puedan resultar útiles para abordar lo que sentimos y hacer una mejor gestión de todo lo que estamos viviendo (por dentro y por fuera). Y sobre todo, para que os sintáis reconfortados, empoderados y acompañados navegando por estas nuevas aguas y para superar lo que haya que superar. 

Cómo es el barco en el que navegamos o cómo nos afecta esta crisis a nivel social, y cómo podemos abordarla a nivel personal (es aquí donde radica nuestro poder individual y colectivo):

Ya lo he introducido más arriba. Toda esta situación nos ha puesto en jaque y nos está volviendo muy conscientes de las fugas, agujeros, podredumbres y roturas del sistema complejísimo en el que vivimos: político, social, cultural y económico. Y de cómo nos hemos acomodado y acostumbrado a ser consumidores y espectadores, y ahora víctimas de todo ello (nos hemos acostumbrado a que nos lleven de paseo). Es duro ver cómo cada país reacciona y responde a lo que está pasando, porque es inevitable hacer comparaciones y ver cuáles son los problemas y enfermedades que sufre cada cultura, cada sociedad o cada tripulación. 

La única conclusión personal, súper personal, a la que yo he podido llegar es que más que nunca necesitamos entender el mundo y la humanidad como una sola cosa, y pelear de manera coordinada y colectiva por el bien común de todos. Ya no sirve cerrar fronteras, hacer la vista gorda o tomar decisiones de manera independiente, ya que eso no soluciona ni frena el efecto dominó que acaba atropellándonos y hundiéndonos a todos. 

Aquí os dejo una pequeña entrevista muy interesante a Noah Harari sobre la situación que estamos viviendo a nivel social y político y sobre los diferentes escenarios posibles dependiendo de si elegimos la unión, la cooperación y la economía del bien común dirigidos por una energía positiva y de avance o de si elegimos en cambio el miedo como motor, que nos llevará a la división, a la lucha y a la competencia por la supervivencia extrema, a la ley del más fuerte y del “yo primero y a ti que te den”. 

Cómo podemos convertirnos en avezados navegantes o qué creo que podemos hacer al respecto:

En un momento de crisis en el que la salud es lo que está más en juego me parece obvio decir que hay que priorizar el autocuidado y un nivel máximo de responsabilidad, personal y social.

 

Priorizar el autocuidado físico y emocional, manteniendo una energía lo más positiva y tranquila posible (porque eso es lo que más ayuda a nuestras defensas -me siento anuncio de yogurt jajaj-) y siendo responsables a nivel social.

Hay que activar la empatía, el sentido común y la solidaridad y ponerlos al máximo de power, y también hay que procurar mantenerse en un estado de alerta tranquila intentando mantener nuestras emociones lo mejor gestionadas que podamos. Hay muchas decisiones que tomar y para eso nuestra mente ha de estar clara y despejada para poder tomar las decisiones que fomenten tanto nuestro propio autocuidado y protección como el de la sociedad en general. Ya que o vamos todos a una más o menos coordinados, o la cosa se puede convertir en una competencia por la supervivencia al más puro estilo Darwiniano. Y creo que nadie quiere eso. 

Así que por favor respiremos diez veces profundamente cada vez que nos sintamos invadidos por la ansiedad o el pánico, y pospongamos las decisiones para cuando estemos centrados y tranquilos. Los navegantes que toman sus decisiones gobernados por el miedo siempre son los que acaban mal.

De verdad siento que la clave para abordar toda esta realidad tan cambiante y abrumadora día a día es hacer un ejercicio muy fuerte de gestión emocional y de mentalización para asimilar cuanto antes que durante un tiempo todas las piezas del puzle que componen nuestras vidas se van a mover un montón. Solo así podremos poner foco en lo que toca resolver en cada momento y bajar los niveles de ansiedad y miedo para que no nos controlen y esclavicen. 

 

Medita, baila, canta, dibuja, ríete y cuida tu energía y la de los que te rodean.

Haz que la travesía sea un disfrute en la medida de lo posible. Da igual que hayan rayos y truenos. La tranquilidad, el humor y el buen rollo son siempre los mejores salvavidas. Así que diviértete, o para y dedica 10 o 20 min al día para tu autocuidado mental y emocional, porque la mente es la que genera la película en la vivimos y la que nos hace sentir lo que sentimos. Meditar o hacer pequeños ejercicios de respiración y desconexión es la mejor solución. 

 

Limita el consumo de información referente a la crisis que estamos viviendo. Por mirar más a menudo la previsión meteorológica no vas a conseguir cambiarla pero sí te va a dar más yuyu.

Decidir tú cuándo y cuánto te informas para poder mantener un nivel de alerta tranquila es fundamental. Tú has de tener el control. Esta crisis solo se podrá resolver con éxito si se suman la responsabilidad colectiva (tanto del sistema como de la sociedad) y la individual. Nuestra mayor responsabilidad individual, aparte de limitar al máximo el contagio tomando medidas al respecto, está precisamente en evitar contribuir al mayor problema surgido de esta crisis: la desorganización general y el nerviosismo y el pánico masivos. Así que pongámonos manos a la obra. 

 

Acepta lo que está pasando, solo así podrás sentirte empoderado/a.

Haz un ejercicio de aceptación de lo que está pasando, sobre todo si te sientes muy controlado o controlada por el miedo y estás sufriendo mucho toda esta incertidumbre. Lo mejor que puedes hacer es repetirte algunas reflexiones y frases diariamente cuando veas que te estás asustando o poniendo de los nervios. Esto te servirá para reconfortarte y calmarte al instante. Importante: Te lo tienes que decir en primera persona. Tienes que hablar contigo mismo/a: 

“Aceptar lo que está pasando me permite tener una visión más clara de todo y me ayuda a tomar mejores decisiones.”

“Por favor, acepta y asimila lo que está pasando: No hacerlo solo me genera sufrimiento, frustración e indignación, que son gratuitos e inútiles, ya que sentir eso no va cambiar lo que está pasando, pero sí que me desgasta y me hace daño.”

“Lo importante es estar informado (no infoxicado). Ser responsable, tomar decisiones desde la tranquilidad y el sentido común y pensar en mi y en los demás al mismo tiempo.”

“Mis seres queridos me importan y me preocupan, por supuesto. Deseo que no les pase nada, pero cada uno ha de ser responsable de sí mismo, y la mejor manera de ayudar a que la situación mejore es siendo responsable de mi persona y mantenerme en calma y de buen rollo, y pedirle a los demás que se comporten igual, en vez de querer encargarme o responsabilizarme yo por todos.”

“Por mucha precauciones que tomemos (que hay que tomarlas), sucederá lo que tenga que suceder, y no podremos controlarlo o evitarlo. Aunque duela, aprenderemos, creceremos y lo superaremos.” 

“La energía del miedo es muy poderosa, contagiosa y perturbadora, por eso nuestra mayor responsabilidad está en cambiar esa energía a una de esperanza, de compasión y de luz. Porque mejor o peor parados, la humanidad saldrá de esta, y si nos ha tocado vivir este momento histórico, será porque algo tenemos que aprender.”

…….

 

Reencaja tus prioridades y toma buenas decisiones para que la economía no sea un problema, al menos en el corto-medio plazo. 

Hazlo lo mejor que puedas para poder sobrellevar la pequeña temporada de incertidumbre, encierro y restricciones que nos está tocando vivir, y que se podría alargar más de lo que pensamos. Nos gusta mucho ser cortoplacistas y creer que todo volverá a la normalidad en dos semanas, y ojalá que sí, pero es mejor ser previsores. 

Sobre todo cuida mucho tu economía y toma decisiones que fomenten el ahorro y la buena economización de los recursos que tienes. Cuántas veces doy la chapa sobre la importancia de la inteligencia financiera en mis cursos… Y ahora procede más que nunca darnos cuenta de lo fundamental que es este tema porque… ¿Qué libertad financiera tienes? ¿Cuánto tiempo podemos vivir tranquilos sin producir o trabajar? La mayoría de nosotros muy poco. 

El siglo XXI nos está forzando a tener que aprender y plantear muchas cosas nuevas, muchas reglas del juego que antes o no existían o no eran relevantes. Y ahora son fundamentales, aunque a ninguno nos guste hablar o pensar en el dinero porque la riqueza y el beneficio no son el fin último por el que hacemos lo que hacemos. Lo sé. Pero es lo que hay, o aprendes a navegar o te hundes. Así que aquí te dejo una charla que te iluminará bastante sobre el tema de la mentalidad abundante, las creencias sobre el dinero y la importancia vital de la inteligencia financiera, para que puedas empezar a hacer cambios.

 

Aprende a pillar las buenas rachas y roles de viento para mejorar tu rumbo y ganar ventaja, es decir, mantén una visión lo más amplia y abierta posible, y agudiza el ingenio y la creatividad para poder captar oportunidades y posibilidades para adaptarte con mayor rapidez. 

Tenemos que comenzar a asimilar que con el coronavirus se están generando cambios profundos a nivel global: de necesidades, de prioridades, etc. Y la mejor habilidad que podemos adquirir y fomentar sobre todo a nivel profesional es la de fichar cuanto antes cuáles pueden ser esas nuevas necesidades y pensar en cómo podemos cubrirlas. Cómo podemos ayudar y aportar al mundo. No importa que implique tener que formarte, adquirir nuevas competencias o habilidades, hacer cosas que no sabes hacer ahora mismo o lanzarte a emprender. Hazlo. Actúa. Apuesta fuerte. En este momento de la historia es fundamental apostar a ganar. Apostar a no perder, no es una opción. Así que aprende cuanto antes a oler los mejores roles y rachas. 

 

Reconfórtate y nútrete a tope rodeándote de la actitud correcta. Conéctate y comparte con personas sanas, positivas, proactivas, emprendedoras, cooperativas, con carácter y ganas de salir para adelante apostando fuerte. Y sé tú también una de ellas.

Porque lo bueno también se contagia mucho y muy rápido, y esa será la fuerza vital y viral que nos permitirá navegar estas aguas turbulentas en las que estamos entrando. Toma conciencia, respira, empodérate y lucha y aprende más que nunca para avanzar, crecer y elegir tu rumbo y tu destino. 

Y ya sabes, que aquí estoy para lo que necesitéis. Un abrazo fuerte cargado de buenos vientos, anticuerpos “gran reserva” y energía luminosa a la grande, bella, creativa y poderosa familia de Ilustrando Dudas, estéis donde estéis. 

Ánimo. ¡A navegar!

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