Me gustaría, por favor que, aunque veáis un texto bastante extenso, hagáis el esfuerzo de leerlo. Especialmente si sois de la profesión o, con mayor motivo, si pretendéis serlo.
Hacia finales de 2014, me llegó una oferta para hacer un trabajo de ilustración. Se trataba de realizar entre 21 y 24 ilustraciones para cuentos infantiles. Aparecerían en unas apps (aplicaciones) para tablets. El precio: 300€ en concepto de adelanto de ventas. Me ofrecían el 10% de los beneficios de la aplicación. La store se queda con el 30% por lo que sería el 10% del 70%. A un precio que ronda los 1,79€, quedarían 0,125€ para el ilustrador. Echando cuentas rápidas, para amortizar los 300€ que te dan de “anticipo” a fondo perdido, tienen que vender 2.400 aplicaciones. Mi respuesta fue educada y argumentada, a la par que extensa. No fue un “NO” porque no. A veces me empeño en hacer didáctica porque, supongo, aún no he perdido la esperanza.
Su respuesta no la voy a calificar de chulesca, pero sí tenía un puntito entre recriminatorio y sobrado (“…hay ilustradores que apuestan y colaboran con nosotros, y otros que no…”) que no me gustó nada.
Un año y pico después me vuelve a llegar un correo de la misma empresa y firmado por la misma persona. Las condiciones en esta ocasión obvian los porcentajes de ventas y se convierten en un único pago de 450€ para 24-26 ilustraciones. Me dicen, además, que los otros ilustradores lo suelen tener listo en mes y medio o dos meses. A mí, para empezar, ofrecer a alguien 450€ por mes y medio o dos meses de trabajo, ya me parecería como para hacerlo con la cabeza gacha y la voz quebrada.
Observo en su web que, después de año y pico desde que me contactaran por primera vez, han publicado la nada desdeñable cifra de 19 aplicaciones ilustradas. Además veo que aparte de las apps, ofrecen libros impresos con los mismos cuentos. Algo que se debería tener en cuenta al aceptar o no el precio ofrecido. De las aplicaciones que ofrecen, ya estaban publicadas, si la memoria no me falla, unas 8 en aquella primera fecha. Evidentemente, problema para conseguir ilustradores con las condiciones ofertadas no habían tenido.
Por eso hoy, el destinatario de este escrito no son las editoriales o empresas, me da igual si grandes, medianas o “startups” ofrecen estas condiciones a los ilustradores. A ellos les da igual lo que yo pueda decirles y doy la batalla por perdida antes de lucharla. Es a los ilustradores e ilustradoras que aceptan estas condiciones a los que me gustaría dirigirme.
Ante todo, vaya por delante que lo que aquí voy a expresar está escrito desde mi más absoluto respeto. No pretendo juzgar a nadie porque no soy quién para hacerlo. Pero creo que estas circunstancias me afectan lo suficiente como profesional para dar mi opinión y exponer mi malestar. No con la intención de sermonear a nadie, si no más bien tratando de incitar a la sana reflexión.
Por eso, estimado/a compañero/a de profesión, me gustaría decirte lo siguiente:
Ignoro cuáles pueden ser las razones que te hayan llevado a aceptar estas condiciones de trabajo. Si bien puedo respetar que cada uno haga con su vida lo que quiera, permíteme que te diga que, aceptándolas, estás perjudicando y mucho a todo un colectivo de profesionales. Y esas razones que tú crees que justifican el que lo hagas, probablemente, sean equivocadas.
Quizás estás empezando y te hace mucha ilusión publicar algo al precio que sea. El dinero no es importante, claro. Lo importante es que, por fin, vas a poder ver tus dibujos publicados. Eso siempre y cuando no estés pagando una hipoteca o el alquiler de un local para desarrollar tu actividad. O tengas que pagar tus seguros sociales como autónomo todos los meses (en torno a los 300€ mensuales). No es importante si no has tenido que pedir un crédito para comprarte un ordenador decente que te ha costado más de 2.000€. Y una tableta gráfica, claro, imprescindible si quieres hacer ilustración digital. Por no mencionar el resto de material que utilizamos los ilustradores que, barato precisamente, no es. No, es verdad. El dinero no es importante. Todas estas cosas caen del cielo y normalmente se pagan con ilusión. Ironías aparte, perdóname, pero creo que aceptar estas condiciones por cumplir la ilusión de publicar y trabajar, es una razón equivocada.
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Quizás has pensado que lo realmente importante sea empezar en este “mundillo” de la ilustración, meter la cabeza al precio que sea. Una vez que tengas experiencia ya exigirás precios y condiciones más decentes. Pues lo siento otra vez, pero vuelves a equivocarte. Porque resulta que este “mundillo” es nuestra profesión, que está cada vez más hundida gracias a que siempre hay alguien dispuesto a hacer estos trabajos por esos precios. Y ten por seguro que cuando tú, ya fuera del nido protector en el que a buen seguro la mayoría aún estáis, necesites pagar tus seguros sociales, tu alquiler, tu equipo de trabajo, tus materiales, tu manutención, etc., no podrás permitirte cobrar 300 o 400€ por dos meses de trabajo. Y, ¿sabes qué? Efectivamente. Habrá gente que sí. Y tú no podrás vivir de tu profesión, de tu trabajo, de tu pasión. Y probablemente te quejarás como yo lo hago ahora. Por eso creo que esta razón también es errónea. Porque lo haces para entrar en una profesión que sin proponértelo, y de esto no me cabe la menor duda, estás ayudando a destruir.
Yo he trabajado para una startup que hacía aplicaciones para tablets. Realicé las ilustraciones y pantallas para nueve apps. Y os aseguro que cobré mucho más de esos 450€. Pasé mi presupuesto junto con mi portafolio, y se aceptó. Con esto quiero decir que, si la empresa que requiere vuestros servicios tiene voluntad y respeto por vuestro trabajo, pagará lo justo.
Sin embargo, si eres un profesional de amplia experiencia en el mundo de la ilustración, sinceramente, no tengo ni la más remota idea de qué razones has tenido para aceptar tales condiciones. No me lo tomes a mal. Simplemente no se me ocurre ninguna. Porque no se sale de la necesidad aceptando 450€ por dos meses de trabajo.